Ayer, las fuerzas de seguridad venezolanas frenaron una operación militar contra Nicolás Maduro cuando un grupo de capitanes de la denominada Operación Gedeón desembarcaron en La Guaira, en las proximidades de Caracas. Además, Maduro informó de la detención de dos ciudadanos estadounidenses en el pueblo costero de Chuao. Éstos han sido identificados como Luke Denman y Aaron Barry.
Miembros de la Guardia Nacional que integran la oposición al régimen chavista informaron que los detenidos en La Guaira y Chuao forman parte de un grupo más amplio de oficiales que traman la salida de Maduro del poder. Asimismo, catalogaron al presidente y sus colaboradores de delincuentes y narcotraficantes durante su aparición en el canal informativo digital Venezolanos por la Información -la principal red informativa no controlada por el gobierno-.
La Operación Gedeón es el sexto intento de remover a Maduro y sus colaboradores de sus cargos desde la discutida reelección del 30 de mayo de 2018. Los resultados de aquella votación fueron, y son, rechazados por casi toda la comunidad internacional y por la oposición venezolana. Dos años han pasado desde entonces y cientos de miles de venezolanos han emigrado buscando refugio en otros países de la región. Sin embargo, el amplio aparato de inteligencia desplegado por Maduro, el cual incluye una red de informantes civiles y militares en todos los pueblos del país, logró controlar todas las rebeliones.
No parece que los intentos de derrocamiento vayan a cesar y no es ilógico considerar la posibilidad de que la oposición cuente con apoyo internacional no declarado. En esta lucha, tanto de un lado, como del otro debiera considerarse el bienestar de los ciudadanos como absoluta prioridad. No obstante, el gobierno se aferra al poder que aún conserva mientras la oposición intenta subsistir entre las sombras a la espera de una oportunidad.