En el día de ayer la ciudadanía polaca acudió a las urnas y revalidó el mandato del presidente Andrzej Duda. El escrutinio confirmó la victoria del ultraconservador con un 51,2% de los votos. El centroderechista y alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, se llevó el 48,8% restante.
Los resultados permitirán al partido oficialista, Ley y Justicia (PiS), continuar y profundizar la agenda de reformas que ha llevado adelante el Gobierno de Duda desde 2015. En este sentido, es posible prever que la postura polaca siga desviándose de los lineamientos propuestos por Bruselas. La Unión Europea ya ha abierto múltiples expedientes sobre las leyes de reforma del sistema judicial polaco dado que consideran que éstas socavan el principio de separación de poderes.
A pesar del contexto de pandemia, que en Polonia afecta a 37.900 contagiados e implicó la muerte de 1.571 personas así como también la reprogramación de las elecciones previstas para mayo, la participación de los comicios celebrados ayer alcanza el 68%. Se trata de la cifra más alta en los últimos 25 años.
Los resultados de la elección muestran una clara división del país: hacia el oeste prevaleció el partido de Trzaskowski, reflejando la cercanía a Bruselas, una mayor tolerancia con los derechos de las minorías, y el apoyo a un cambio en la política económica y energética. En cambio, el este polaco se muestra partidario del PiS y de las medidas de subsidio a familias y pensionistas o la reducción de la edad jubilatoria establecidas por el Ejecutivo bajo el mando de Duda.
Por su parte, la oposición ha logrado una elección sin igual considerando que el alcalde de Varsovia fue nominado candidato a tan solo un mes de las elecciones. Su antecesora, Malgorzata Kidawa-Blonska, se vio forzada a abandonar sus pretensiones presidenciales luego de caer por debajo del 4% en las encuestas en el marco de una campaña que no resultó efectiva.