Un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford en conjunto con la empresa farmacéutica de capital británico y sueco, AstraZeneca, están liderando la búsqueda de una vacuna efectiva contra el coronavirus. En el día de hoy han anunciado que la primera prueba en humanos de una versión aún en desarrollo se ha mostrado segura y efectiva en la estimulación de la generación de anticuerpos y glóbulos blancos para hacer frente a la infección.
El estudio involucró a 1.077 voluntarios. La vacuna, denominada “ChAdOx1 nCoV-19”, fue fabricada a partir de una versión disminuida del virus de resfrío común con una dinámica de funcionamiento dentro del cuerpo similar a la del coronavirus. A pesar de los resultados positivos, aún no se ha probado su efectividad para proteger a las personas de la enfermedad.
La vacuna de Oxford es una entre 23 que se encuentran en el estadío de prueba en humanos en todo el mundo. De acuerdo con la información difundida por la Organización Mundial de la Salud, hay otras 130 en la fase de estudios preclínicos.
Tanto Estados Unidos como el Reino Unido han invertido millones de dólares en los estudios conducidos por la universidad británica. Washington se ha asegurado la compra de 300 millones de dosis. Mientras tanto, Londres ha solicitado 100 millones de dosis a la vez que ha invertido en otro posible candidato de remedio para la pandemia, que está siendo desarrollado por el Imperial College de la capital inglesa.
También ha habido anuncios sobre otra versión de la vacuna elaborada por la empresa de biotecnología china CanSino Biologics y el Instituto de Biotecnología de Beijing. Ésta fue puesta a prueba en 500 personas y demostró ser segura a pesar de mínimos efectos secundarios tales como fiebre y dolor de cabeza. No obstante los resultados ambivalentes, ya ha sido aprobada para uso en las Fuerzas Armadas chinas.
Cualquier avance en el desarrollo de las vacunas depende de su prueba en cantidades más grandes de voluntarios y la exposición al virus de aquellos que hayan recibido la vacuna para corroborar la efectividad de la respuesta inmunológica ante el COVID-19.