Ante el incremento considerable de tiroteos y actos vandálicos de todo tipo, Donald Trump ha decidido ordenar el envío de agentes federales a distintas ciudades de Estados Unidos. Así, la defensa de lo que la Casa Blanca define como la ley y el orden continúa en el centro de la agenda presidencial.
De las diez ciudades más pobladas del país, nueve han registrado más homicidios en la primera mitad del presente año respecto de los datos que corresponden al mismo período de 2019. Es en este contexto que Trump solicitó al fiscal general, William Barr, que el Departamento de Justicia envíe alrededor de 200 agentes a Chicago y unos casi 40 a Albuquerque. Estas cifras se suman a los 200 agentes federales que ya habían sido enviados a Kansas City. De acuerdo con el presidente estadounidense, la decisión continuará extendiéndose a más ciudades haciendo especial hincapié en aquellas gobernadas por demócratas.
Los anuncios tienen lugar en el marco de la ola de manifestaciones por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la policía de Minneapolis, en mayo de este año. Aunque la intensidad de las protestas se ha vuelto intermitente, éstas aún continúan. A su vez, se han sumado las demostraciones a favor de la remoción de monumentos que refieren al período esclavista o a figuras de la Confederación.
En particular, la situación ha escalado en Portland, donde se han desplegado agentes del Departamento de Seguridad Nacional cuya tarea es proteger los monumentos federales. Asimismo, incluso el propio alcalde de la ciudad ubicada en el noroeste de Estados Unidos ha sido víctima de los lanzamientos de gases lacrimógenos por parte de las fuerzas federales a los que la población que decide expresarse en las calles debe hacer frente cada día de protesta.
A cien días de la elección, hay dudas sobre la voluntad de Donald Trump de aceptar los resultados en caso de que el demócrata Joe Biden logre una victoria que confirme las encuestas. Ello, sumado al contexto de la crisis sanitaria y sus ramificaciones económicas y el resurgimiento de la campaña Black Lives Matter, han elevado las tensiones tanto entre la población como al interior de la administración Trump.