La semana pasada, Minsk detuvo a al menos 30 mercenarios de ciudadanía rusa presuntamente involucrados en una operación para desestabilizar el país. De acuerdo con el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, el grupo armado no identificado intentaba revolucionar el país en medio del contexto preelectoral.
Rusia ha asegurado que los ciudadanos rusos detenidos en realidad iban camino a América Latina. De acuerdo con la Embajada rusa en Minsk, el Gobierno de Lukashenko asegura que los mercenarios pertenecen al grupo Wagner, una compañía militar privada asociada al Kremlin. Sin embargo, el Embajador Mezentsev afirmó en un comunicado que los mercenarios trabajan para una compañía de seguridad y que solamente se encontraban en la capital bielorrusa para llegar a Estambul, y de allí, partir hacia un país latinoamericano.
El próximo domingo tendrán lugar las elecciones presidenciales en Bielorrusia. Por primera vez desde que asumió el Gobierno en 1994, Lukashenko se enfrenta a una oposición con posibilidades reales de derrotarlo. Svetlana Tikhanovskaya ha conducido una campaña fuerte y ha ganado adeptos entre la población bielorrusa y otros partidos de la oposición. Es así que la continuidad de Lukashenko en la presidencia será desafiada por una mujer cuyo esposo, bloguero y activista, ha sido detenido por el Gobierno.
Finalmente, la tensión con Rusia ha escalado desde que en 2019 Putin impulsó la unificación entre ambos Estados y el presidente bielorruso rechazó de plano la propuesta. A su vez, Lukashenko ha sacado partido de la estabilidad de su poder para empezar a liberarse de la influencia del Kremlin en los últimos años. Los resultados de la elección seguramente impactarán en la relación entre Moscú y Minsk en la medida en que la idea de perder poder de influencia en Europa del Este no está entre los intereses de Putin.