Al menos 35.000 personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares en el sur del país, como resultado de la intensificación de los combates entre las fuerzas de seguridad y los talibanes. La ofensiva de la guerrilla ha dado lugar a la intervención de la Fuerza Aérea estadounidense. Así, las negociaciones de paz intra afganas celebradas en Qatar y la voluntad de Donald Trump de retirar a las tropas estadounidenses del territorio afgano parecen estar en entredicho.
El fin de semana, los talibanes iniciaron un ataque en la provincia de Helmand buscando alcanzar la capital provincial, Lashkar Gah. Los combatientes pretenden recuperar el control de las zonas que manejaban anteriormente y de las que fueron desplazados por el Ejército de Estados Unidos y de Reino Unido. Tras la avanzada muyahidin, las fuerzas especiales locales iniciaron una operación para impedir que puedan tomar el control de las comarcas de Helmand. Para ello contaron con el apoyo aéreo estadounidense.
Esta semana han sido al menos 5.000 familias -se estima que constituyen alrededor de 35.000 individuos- las desplazadas de sus pueblos como consecuencia de los combates. A su vez, la Misión de Asistencia de Naciones Unidas para Afganistán informó sobre la posibilidad de que haya aún más familias que han quedado atrapadas en Lashkar Gah. En la medida en que la ruta que conduce a Kandahar quedó obstaculizada por los enfrentamientos, quienes aún permanecen en la ciudad no pueden escapar.
A partir de las negociaciones impulsadas por Washington, los talibanes y la Casa Blanca firmaron un acuerdo en febrero de este año. El pacto establece que la guerrilla pondrá fin a los ataques contra las fuerzas extranjeras y locales a cambio de la retirada de las tropas de Estados Unidos. Asimismo, el grupo insurgente deberá dialogar con Kabul para encontrar una salida pacífica que satisfaga tanto al Gobierno afgano como a los talibanes.
Esperando que Trump cumpla su promesa de retirada, el grupo armado cesó sus ataques contra tropas extranjeras. No obstante, las operaciones contra las fuerzas de seguridad afganas han continuado y han rechazado el alto al fuego propuesto por Kabul.