El Senado de los Estados Unidos aprobó la nominación de la candidata propuesta por Donald Trump para ocupar el asiento vacante tras la muerte de la jueza Ruth Bader Ginsburg. Los votos mostraron una clara división en la Cámara alta: 52 votos a favor y 48 en contra. Con dicho resultado, Barrett se convertirá en la quinta mujer en ocupar un lugar en el Tribunal Supremo.
A diferencia de su predecesora, Barrett será un baluarte para el conservadurismo republicano, que podría ser fundamental en caso de que Trump no consiga la victoria el próximo martes. Ginsburg, quien falleció el pasado 18 de septiembre, fue un ícono de los liberales y demócratas estadounidenses.
La votación en el Senado estuvo marcada por reproches y acusaciones de hipocresía contra la bancada republicana, que bloqueó una nominación a la Corte Suprema por parte de Barack Obama a ocho meses de las elecciones de 2016 apoyándose en la proximidad con la fecha de los comicios.
A su vez, la bancada que lidera Charles E. Schumer (Demócrata por Nueva York) rechazó la elección de Amy Coney Barrett sosteniendo que dada la existencia del sistema de voto adelantado, miles de personas ya habían expresado su voluntad respecto de la carrera presidencial. En este sentido, consideran que la opinión de estos ciudadanos no fue tenida en cuenta por los senadores republicanos.
Sacando provecho de su mayoría asegurada, el partido del presidente aceleró el proceso de nominación y confirmación. Así, Barrett fue confirmada tras apenas un poco más de cuatro semanas y sin apoyo bipartidario. Desde el siglo XIX no ha habido un candidato a la Corte Suprema que fuera confirmado sin apoyo de ambos partidos.
La confirmación de Barrett consolida la mayoría conservadora en el tribunal por seis a tres. Además, la jueza de 48 años estará habilitada para involucrarse en los casos contenciosos sobre las elecciones y el servicio de asistencia sanitaria para personas con condiciones médicas preexistentes instaurado en 2010 por medio de la Affordable Care Act.
Luego de que el Senado emitiera su voto, Amy Coney Barrett prestó juramento por la Constitución ante la presencia del juez Clarence Thomas, del presidente Trump y varios congresistas republicanos en la Casa Blanca.