18.000 millones de euros es el monto que el primer ministro británico promete destinar a la renovación de la capacidad militar durante los próximos cuatro años. La decisión se hizo pública a pocas horas del anuncio de Johnson sobre el plan para impulsar una revolución verde en el país. En su discurso ante la Cámara de los Comunes, el jefe de Gobierno aseguró que el Reino Unido volverá a ser la primera potencia naval de Europa.
Los planes de inversión superan todos los aumentos del gasto registrado desde el fin de la Guerra Fría. En este sentido, Johnson refuerza su promesa de creación de empleo para revertir las duras consecuencias de la crisis económica provocada por el coronavirus. El involucramiento de ciudades escocesas, galesas y norirlandesas en el plan de reindustrialización naval pretende renovar la unión con dichos territorios autónomos. Al mismo tiempo, da muestras del compromiso británico con la OTAN y con Washington a pesar del distanciamiento con la Europa continental.
El proyecto pretende renovar las capacidades del Reino Unido ante las amenazas del siglo XXI. Así, está prevista la creación de un nuevo Comando Espacial de la Real Fuerza Aérea para trabajar en la capacidad satelital del país así como también en el lanzamiento de la primera misión espacial británica. A su vez, Johnson anunció el establecimiento de un Cuerpo Cibernético Nacional dedicado al desarrollo de inteligencia artificial.
Keir Starmer, líder de la oposición, puso en duda las promesas de Johnson. El laborista se ha preguntado cómo piensa pagar el Gobierno una inversión de tal envergadura, considerando que la economía británica ha registrado la peor caída entre los países del G7. No obstante, Starmer se vio obligado a apoyar el proyecto dado el gran revuelo causado entre los estamentos militares.
Tanto el Green New Deal a la inglesa como el aumento en el presupuesto militar buscan revertir la imagen negativa que pesa sobre Johnson y su Gabinete a causa de la fallida gestión de la pandemia. También constituyen un intento por dejar atrás las divisiones al interior de Downing Street y las fragmentaciones territoriales del Reino Unido profundizadas por el Brexit.