Tras avances significativos en el capítulo sobre estándares laborales, el gigante asiático y el club comunitario anunciarían, en los próximos días, un acuerdo comercial que allana el camino para una relación comercial aún más estrecha entre las partes. Desde 2014, Bruselas ha impulsado la consecución de un pacto centrado en las inversiones europeas en China.
Las negociaciones se habían visto entorpecidas por los desacuerdos respecto a la legislación laboral en el país asiático. No obstante, al finalizar la última ronda de conversaciones las diferencias quedaron saldadas. De este modo, la presidencia del Consejo Europeo, que ve a China como un competidor económico y rival en el sistema internacional, considera que el acuerdo político estaría asegurado.
El texto de acuerdo estipula la remoción de barreras a las inversiones europeas en Asia tales como los requisitos de inversión conjunta y los límites para el capital extranjero en ciertas industrias. Los sectores abarcados incluyen la producción de manufacturas, los servicios financieros, bienes raíces, servicios medioambientales, construcción y otros servicios asociados al transporte aéreo y marítimo. Para el Gobierno de Xi Jinping, el acuerdo consolida el acceso chino al mercado europeo a la vez que contempla oportunidades de inversión en el área de energías renovables.
Por otra parte, es esperable que el anuncio del acuerdo genere descontento en Washington; particularmente entre los miembros de la futura Administración Biden. La última semana, Jake Sullivan -quien ocupará el cargo de Consejero de Seguridad Nacional- había asegurado que el equipo del presidente electo celebraría las consultas preliminares sobre las preocupaciones compartidas por los socios transatlánticos respecto a China y sus prácticas comerciales. Asimismo, un Estados Unidos bajo el liderazgo de Biden apostará por el multilateralismo en su relación con Europa y otros socios clave para abordar el accionar chino en el sistema internacional.
Aún no está claro si en Bruselas están dispuestos a seguirle el juego a la Casa Blanca. De momento, el acuerdo con China servirá para igualar el terreno entre Estados Unidos y Europa en lo que hace a los vínculos con el gigante asiático.