Al menos 53 residentes hongkoneses fueron detenidos en la mañana de hoy por las fuerzas de seguridad locales. El arresto y allanamiento de los hogares de activistas, legisladores e incluso un abogado estadounidense se llevaron a cabo bajo el paraguas de la reciente ley de Seguridad Nacional de Pekín.
Los detenidos están acusados de subversión y se enfrentan a la posibilidad de una pena de cadena perpetua. El delito consiste en haber participado de las elecciones primarias antes de las elecciones legislativas de 2020 que terminaron siendo pospuestas y en las que muchos de ellos se vieron finalmente proscriptos. Los arrestos masivos son tan solo un paso más en el avance del control del Gobierno de Xi Jinping sobre el territorio autónomo. Pekín ya ha ganado control de las escuelas, medios de comunicación y el Parlamento local.
En el acuerdo con el Reino Unido, China había prometido conservar el modo de vida propio de Hong Kong en la era poscolonial. No obstante, el gigante asiático está impulsando una campaña represiva similar a las de las regiones del Tíbet y Xinjiang. El objetivo parece ser aplastar cualquier expresión de oposición política y activismo de la sociedad civil.
El Secretario de Seguridad de Hong Kong, John Lee, afirmó que el Gobierno no tolerará ningún tipo de subversión contra el poder estatal. Es en esta misma línea que oficiales de la Policía de Hong Kong aseguraron que la investigación aún está en curso y no descartaron la posibilidad de que más personas puedan ser detenidas en el futuro cercano. Tras el operativo policial, la oficina de enlace del Gobierno central de China en Hong Kong emitió un comunicado expresando su completo apoyo a las fuerzas de seguridad y al Gobierno de Hong Kong.
Europa se acerca a la conclusión de un acuerdo comercial con China y no se han escuchado voces críticas respecto al accionar de Xi en el territorio autónomo. Sin embargo podemos preguntarnos si los sucesos en la ex colonia británica se convertirán en un punto central de la relación entre China y Estados Unidos en la era Biden. ¿Cómo afectará esta cuestión a la ya tensa relación bilateral?