Los primeros resultados de las elecciones de medio término en el país centroamericano confirman la irrupción del partido Nuevas Ideas en el Parlamento. El presidente Nayib Bukele logró una victoria sin precedentes desde la transición democrática salvadoreña, en 1992. Con al menos el 65% de los votos, el oficialismo podrá controlar numerosas instituciones gubernamentales. Con el 50% de las actas escrutadas, la tendencia indica que Bukele no necesitará de otros partidos pequeños para lograr una mayoría. Asimismo, los resultados electorales muestran una caída en picada de los partidos tradicionales: el Frente Farabundo Martí y la Alianza Nacional Republicana, de izquierda y derecha respectivamente.
Con 39 años, Nayib Bukele ha conseguido una victoria sin precedentes. Su ascenso es resultado del desencanto colectivo que atraviesa a El Salvador. Se trata de uno de los países con mayores niveles de desigualdad de toda América Latina. Asimismo, la corrupción se ha vuelto parte inherente del Estado. A excepción del predecesor de Bukele, Salvador Sánchez Cerén, los tres presidentes anteriores fueron encarcelados o partieron al exilio por causas de corrupción y malversación de fondos públicos. El joven líder ha construido un movimiento carente de afiliación ideológica, que busca trascender las nociones de izquierda y derecha. Bukele dirige su discurso de crítica hacia el pasado y la burocracia estatal hacia los jóvenes. El presidente salvadoreño gobierna, en gran medida, a través de las redes sociales.
Bukele alcanzó la presidencia en 2019 al presentarse como candidato con un partido prestado ya que no había logrado registrar uno propio dentro del plazo establecido. Sin diputados afines en el Parlamento, el presidente debió valerse de la confrontación con el Poder Legislativo y el Judicial, así como también con la prensa, para llevar adelante su programa de gobierno. Es así que en los dos años que lleva en el poder, Nayib Bukele ha gobernado por medio de decretos presidenciales. De confirmarse los resultados de la elección de este fin de semana, el mandatario no deberá negociar con ningún partido y podrá designar al fiscal general, a un tercio de los miembros de la Corte Suprema o al procurador general de Derechos Humanos.
Por otra parte, Nuevas Ideas contará con los escaños suficientes para apropiarse del control del Tribunal de Cuentas. La falta de transparencia sobre el gasto público es uno de los principales reclamos de la oposición en el contexto de pandemia que significó la contracción de la economía salvadoreña en un 8%. El Gobierno de Bukele ha rechazado todos los pedidos de rendición de cuentas respecto a las cuentas públicas.
La Constitución de El Salvador -actualmente en proceso de reforma- establece que el período presidencial se limita a un único mandato de cinco años. Desde la Asamblea, los representantes opositores temen que Bukele logre modificar la ley a fin de buscar la reelección. No obstante, el mayor contrapeso a las ambiciones de Bukele yace en Washington. Las remesas de los emigrados salvadoreños constituyen la principal fuente de ingresos del país. A pesar de que durante su mandato la violencia callejera se ha reducido a niveles nunca antes vistos, Bukele aún no se ha ganado el visto bueno de la administración Biden. Su relación con la Casa Blanca podría ser determinante.