A pesar de contar con 6,7 millones de personas inmunizadas, los contagios continúan aumentando. Además, la ocupación en las unidades de terapia intensiva alcanza el 95%. Para contener la situación, el Gobierno de Sebastián Piñera decretó restricciones más severas entre las que se incluye el cierre de fronteras. De este modo, se prohíbe el ingreso de extranjeros no residentes y la salida del país de chilenos y extranjeros que residen allí. También se ha establecido un toque de queda desde las 21hs y la limitación de actividades consideradas esenciales.
Actualmente, 16 de los 19 millones de chilenos se encuentran confinados. A pesar de ello, en los últimos días el país ha alcanzado una cifra récord de casos diarios nunca antes registrada en los 13 meses de pandemia. Los especialistas consideran que la situación de extrema presión sobre el sistema sanitario es producto de la llegada de nuevas cepas de COVID-19 al país, particularmente la chilena y/o británica. Dado que las cifras indican que un fin de semana de alta circulación como el de Semana Santa sería fatal para el sistema hospitalario, el Gobierno ha decidido actuar rápidamente adelantando el establecimiento de cordones sanitarios para hoy mismo.
Se realizan alrededor de 70.000 tests PCR cada día. No obstante, los exámenes resultan insuficientes en la medida en que la tasa de positividad alcanza el 10%, un nivel que no se registraba desde julio pasado. Asimismo, la tasa promedio de ocupación de camas de cuidados intensivos asciende a 95%. En la Araucanía la tasa se ubica en un 98%, y en otras cinco regiones -incluida Santiago de Chile- se supera el promedio.
El país parece atravesar el peor momento de la pandemia cuando 6.795.818 personas ya se han vacunado y de ellas, 3.665.965 han recibido ambas dosis. De ello se deriva que la eficacia de las vacunas esté dirigida a la prevención de casos moderados o graves y no a la erradicación de los contagios. Aún así, el número de fallecidos y casos graves se mantiene alto.