Los centros de salud continúan desbordados y se han retrasado los planes de inmunización en el país sudamericano que atraviesa la segunda ola de contagios. En las últimas semanas, el promedio de casos diarios se ha incrementado abruptamente pasando de 700 a 1.800. De este modo, Venezuela deberá hacer frente a la segunda oleada de propagación del coronavirus en un escenario de crisis política, social y económica que dificulta el acceso a insumos en el área de salud así como también el comienzo de la campaña de vacunación.
En 2020, gracias a un acuerdo entre el líder de la oposición, Juan Guaidó, y el Gobierno venezolano, el Estado pudo acceder a productos médicos pagados con los fondos nacionales congelados en cuentas en el extranjero a causa de las sanciones impuestas por Estados Unidos. Este año, la oposición y el oficialismo volvieron a coincidir en la necesidad de acceder al mecanismo Covax de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). El organismo multilateral reservó al menos 1,4 millones de dosis de la vacuna desarrollada por AstraZeneca para Venezuela. De este modo, la comisión parlamentaria que dirige Guaidó se ha abocado a la gestión del pago del primer cargamento de dosis así como también de la inversión en infraestructura necesaria para asegurar la cadena de frío de las mismas durante el proceso de distribución.
Tras el anuncio de la OPS, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha rechazado la oferta de dosis desarrolladas por la compañía farmacéutica británica apoyándose en las denuncias de efectos secundarios en otros países. En Europa y Australia, fundamentalmente, se han prendido las alarmas ante la presencia de casos de trombosis entre los vacunados. Asimismo, el líder del chavismo aseguró que la primera generación de vacunas no impide el contagio por lo cual no ve motivos para “mendigar” vacunas. Paralelamente, el Gobierno decretó una tercera semana consecutiva de confinamiento estricto a nivel nacional como medida de contención. Además, Maduro apuesta a las vacunas experimentales desarrolladas por Cuba, de cuyos ensayos clínicos participará Venezuela.
Pese a las declaraciones oficiales, las gestiones de la oposición y el Covax continúan. Incluso Fedecámaras, la patronal empresarial del país sudamericano, hizo pública su voluntad de aportar fondos a la compra de dosis para inmunizar a los trabajadores del sector privado. Con las trabas del Gobierno, la vacunación permanece en espera. Miembros de la Academia de Medicina declararon la urgencia de iniciar la inmunización masiva. De acuerdo con el comunicado, es la única vía para evitar el surgimiento de nuevas variantes que extenderán aún más la duración de la crisis sanitaria.