Alexei Navalny fue trasladado a un hospital penitenciario. El crítico del Kremlin esperaba recibir atención médica de un especialista elegido por él, pero la negativa del Gobierno condujo a que lleve adelante una huelga de hambre de, hasta ahora, veintiún días. Como consecuencia, su salud se ha visto gravemente afectada. Ahora, el servicio penitenciario le proveerá de vitaminas a pesar de que el equipo de abogados de Navalny ha denunciado que pretenden alimentarlo a la fuerza.
Ante la preocupación de la familia del activista por el estado crítico de su salud, la Unión Europea ha intensificado sus demandas hacia Moscú para que permita el acceso de Navalny a un tratamiento médico adecuado. Por su parte, Washington ha declarado que si el opositor llegara a perder la vida, Rusia puede estar segura de que habrá consecuencias.
Navalny, que permanecía encarcelado en la colonia penal IK-2 desde marzo, fue trasladado al centro hospitalario de otra facilidad penal donde recibirá atención médica diariamente. Aunque los médicos del servicio penitenciario le han diagnosticado una hernia de disco, el activista y su círculo cercano sospechan que su malestar puede estar vinculado al envenenamiento neurotóxico que sufrió en agosto de 2020.
Ivan Zhdanov, que dirige la Fundación Anticorrupción de Navalny, declaró que el traslado y los anuncios de las autoridades sobre su estado de salud son meras distracciones que buscan evitar nuevas manifestaciones en apoyo al opositor. El equipo que lidera a los partidarios de Navalny ha convocado marchas en todo el país para el próximo miércoles, día en que Putin pronunciará su discurso anual sobre el Estado de Rusia ante la Asamblea Federal.