Tras 15 años como primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu fracasó en su cuarto intento para formar Gobierno desde 2019. En la medianoche de ayer venció el plazo legal para destrabar el bloqueo político de las instituciones israelíes. Ahora, el presidente Reuven Rivlin, también conservador, debe designar a otro parlamentario como encargado de la conformación de una coalición gubernamental mayoritaria. El líder de la oposición, Yair Lapid, se perfila como el favorito.
Lapid llegó a la política en 2013 para impulsar, desde el Gobierno, reformas legales a favor del laicismo. A raíz de ello, el exministro se convirtió en rival de los ultrareligiosos. El parlamentario centrista ofrece la posibilidad de un Ejecutivo de amplia coalición, con la mirada puesta en la recuperación económica tras la pandemia. En las últimas semanas, Lapid celebró una ronda de negociaciones con los partidos que integran el Bloque del Cambio a fin de estar preparado si le llegara el turno de suceder a Bibi.
Después de dos años de bloque político e institucional y de cuatro elecciones legislativas consecutivas sin resultados claros, Netanyahu se proponía convocar a las urnas una vez más. Sin embargo, la clase política y la sociedad israelí hicieron patente su rechazo a la perpetuación de la parálisis. Así, el primer ministro parece haberse quedado sin opciones para permanecer en el poder. En consecuencia, tampoco conservará el blindaje político ante el juicio por corrupción que lleva adelante un tribunal de Jerusalén.
Primero, Bibi logró formar una alianza con el opositor Benny Gantz sobre la base de un sistema de rotación en el Ejecutivo. Tras su fracaso, intentó atraer el apoyo de un partido islamista minoritario para lograr la mayoría en la Kneset. Luego de que esta alternativa tampoco diera frutos, Netanyahu optó por reformar el sistema electoral para implementar la elección directa del jefe de Gobierno. En la noche de ayer, el Parlamento israelí rechazó el proyecto de ley dejando al primer ministro sin alternativas.
A raíz del fracaso de Netanyahu, el presidente Rivlin podría encargar a Lapid que forme Gobierno a pesar de que su partido, Yesh Atid, sólo cuenta con 17 escaños en la Kneset. Lapid contaría con un plazo de un mes antes de que Rivlin deba pasar al Parlamento la responsabilidad de resolver el bloqueo político. Finalmente, si esta vía tampoco resultara fructífera, la ley israelí prevé la convocatoria de nuevas elecciones.