Si bien la situación actual ya no es la de días atrás, cuando cerca de 10.000 personas provenientes de Marruecos ingresaron a la comunidad autónoma española de Ceuta, en el norte de África, para luego ser devueltos a su país por las fuerzas españolas, la tensión entre ambos gobiernos sigue creciendo. En este sentido, el Ministro de Relaciones Exteriores marroquí, Naser Bourita, acusó a España de querer exportar la crisis a la Unión Europea cuando el conflicto es solo entre los dos países.
Bourita hizo explícita referencia a la actitud del gobierno español de brindar atención médica al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en disputa históricamente con el gobierno de Marruecos por el dominio de la región de Sahara Occidental. Ghali, gravemente enfermo, ingresó en circunstancias poco claras a España para ser tratado, lo cual desató la ira del gobierno de Marruecos. Si bien Bourita no vinculó ambos episodios, la sospecha de que el gobierno marroquí liberó las fronteras con Ceuta, permitiendo el masivo ingreso de ciudadanos a tierra española, en respuesta al accionar español con Ghali, es parte inevitable del análisis de la situación.
Por parte de España, negaron que estén pensando en algún tipo de vinculación entre los episodios, y se limitaron a reafirmar su posición intransigente respecto de la inmigración ilegal, al mismo tiempo que valoraron los vínculos con Marruecos y confiaron en el trabajo conjunto entre ambo países para resolver este conflicto.