En el borrador del comunicado conjunto, que se filtró en las últimas horas, los líderes europeos secundan la solicitud de una nueva investigación por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el origen del virus. Ante la opacidad de la primera investigación realizada a principios de 2021, la teoría de que el COVID-19 se originó en un laboratorio de la ciudad china de Wuhan ha resonado entre la comunidad de servicios de inteligencia.
A pesar de las teorías, los expertos coinciden en que la explicación más probable está vinculada al traspaso del virus desde un animal portador del virus y un humano mediante un proceso natural. La investigación de la OMS concluyó en la extremadamente baja probabilidad de que el origen de la pandemia se encuentre en un laboratorio.
Por otro lado, el comunicado hace alusión a un compromiso de los países de Europa a distribuir mil millones de vacunas durante los próximos doce meses. El objetivo es contribuir a la inoculación global contra el coronavirus. El anuncio también está en línea con la decisión del presidente estadounidense, Joe Biden, de donar 500 millones de dosis a los países en vías de desarrollo.
Otro punto clave del comunicado define la postura a adoptar por los países del G7 ante China. En este sentido, los siete líderes han acordado hacer frente a las prácticas de trabajo forzado en distintos puntos de las cadenas de valor globales, especialmente en los sectores de energía solar y de indumentaria. En particular, se ha decidido responder al avance de Beijing contra la minoría musulmana uigur de la región de Xinjiang.
Por último, el comunicado aborda cuestiones vinculadas a la transición hacia el transporte eléctrico y el financiamiento de la lucha contra el cambio climático en un contexto donde la prioridad es la sustentabilidad a largo plazo de las finanzas públicas. También se hace alusión a la necesidad de que Moscú trabaje para limitar el accionar de grupos que conducen ciberataques desde su territorio.