El nuevo ministro de Relaciones Exteriores iraní, Amir Abdollahian, y el nuevo jefe de la Organización de la Energía Atómica, Mohammad Eslami, indican un cambio de tendencia en el Gobierno de Ebrahim Raisi. El nuevo presidente de la República Islámica de Irán se inclina por priorizar las relaciones con sus pares de la región, endureciendo su postura en lo que respecta a sus planes nucleares.
Abdollahian declaró en una entrevista televisiva que aunque no rehúyen de la mesa de negociación con Washington, en Teherán han puesto el foco en las relaciones con sus países vecinos. Asimismo, el jefe de la diplomacia iraní remarcó que es menester que el diálogo resulte en logros y beneficios concretos para Irán. Para ello, será clave un cambio de actitud por parte de Estados Unidos. En esta línea, el funcionario no ofreció un marco temporal para la reanudación de las negociaciones nucleares en Viena.
La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca ilusiona a las autoridades iraníes respecto a la reducción de la tensión en las relaciones bilaterales. Además, Irán cuenta con las ganancias de las exportaciones de petróleo, principalmente con destino a China. Es así que el nuevo Gobierno no se ve presionado para regresar a la mesa de negociación. No obstante, las posibilidades de que se retire de las conversaciones es mínima. Ello podría significar nuevas sanciones económicas internacionales, que se sumarían a las ya impuestas por Naciones Unidas durante la presidencia de Mahmud Ahmadineyad.
Irán espera conseguir un acuerdo más favorable a sus intereses que el pacto obtenido en 2015. A su vez, la postura endurecida y desafiante del Gobierno de Teherán cuenta con el apoyo de la Guardia Revolucionaria y de la mayoría parlamentaria. De este modo, los negociadores iraníes tendrán un margen de maniobra a la hora de enfrentarse a los diplomáticos estadounidenses. En definitiva, el Gobierno de Raisi espera dejar atrás el estancamiento de las negociaciones que afectó a la presidencia de Hasan Rohani.