La vigésimo sexta Conferencia de las Partes (COP26) se está desarrollando en Glasgow, Escocia. La cumbre climática de las Naciones Unidas se presenta como un momento clave para determinar cuánto se ha avanzado en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Más importante aún, la presencia de los líderes de todo el mundo en un mismo lugar podría propiciar la adopción de compromisos más ambiciosos. Los expertos señalan que sólo será posible evitar la profundización de la crisis climática mediante recortes inmediatos y a gran escala.
En su discurso de apertura, el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres declaró que “o frenamos el cambio climático, o éste nos frena a nosotros”. Además, el portugués instó a todas las partes a ser ambiciosos, elegir la solidaridad y optar por la salvaguarda del futuro de la Humanidad. También hizo referencia a uno de los compromisos adoptados en la cumbre climática celebrada en París hace seis años: alcanzar la meta de 100 mil millones de dólares anuales destinados a la acción climática.
El fondo multimillonario estaría orientado hacia la cooperación con países en vías de desarrollo que carecen de los recursos para hacer frente a la pandemia, construir resiliencia y avanzar en el desarrollo sostenible de forma simultánea. Los principales afectados y necesitados de financiamiento son los países subdesarrollados y los pequeños países insulares. Para ello, la organización con sede en Nueva York está impulsando el incremento de los fondos climáticos, de la ayuda al desarrollo y el facilitamiento del acceso a financiamiento.
La cumbre de Glasgow pone en el centro de la escena a China y Estados Unidos, los principales emisores de gases de efecto invernadero -y por ende, principales contribuyentes al calentamiento global-. Pekín ya se ha comprometido a alcanzar la carbono neutralidad en 2060. No obstante, los expertos han declarado que el gigante asiático es capaz de ser mucho más ambicioso, apuntando a alcanzar el pico de emisiones en 2025 en lugar de 2030. De este modo, China contribuiría notablemente a los esfuerzos globales por permanecer debajo de la marca de 1.5 grados centígrados en el aumento de la temperatura planetaria.