El presidente estadounidense, Joe Biden, inauguró la cumbre sobre democracia este jueves. El mandatario transmitió un mensaje de alarma ante el auge de las autocracias y los crecientes ataques contra el modelo democrático. A su vez, instó a los participantes a alcanzar compromisos concretos orientados a prevenir la multiplicación de regímenes autoritarios.
La cumbre fue una iniciativa personal del propio Biden. El evento se realizó de forma virtual, con la participación de representantes de países de todo el mundo. El presidente estadounidense parece haber esperado encontrarse con un Occidente mucho más robusto a la hora de asumir su cargo en la Casa Blanca. Sin embargo, el bloque de otrora fieles aliados de Washington parece haberse diluido.
En esta línea, hasta ahora no hay muchos países que se hayan sumado al boicot diplomático contra los Juegos Olímpicos de Invierno en China ni a las sanciones contra el Gobierno de Bukele en El Salvador. En cambio, Biden emerge como un líder solitario de un grupo aún por consolidar.
China y Rusia, ambos excluidos de la convocatoria, criticaron la iniciativa. En particular, el Gobierno de Xi Jinping publicó un artículo titulado “China, una democracia que funciona”. Por su parte, Moscú declaró que la invitación a un grupo determinado de países sólo busca generar divisiones. De hecho, la invitación ha sido controversial en la medida en que Biden convocó a Brasil, Irak y Filipinas, pero excluyó a Rusia, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, entre otros.
Biden también anunció la donación de 424 millones de dólares a programas anticorrupción y la promoción de medios de comunicación independientes. Otros mandatarios, como Ursula von der Leyen de la UE y Pedro Sanchéz de España, remarcaron la necesidad de luchar contra el debilitamiento de la democracia y en pos del restablecimiento de la confianza y credibilidad en las instituciones de gobierno.