La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, aseguró en rueda de prensa que Rusia es un país que mantiene un arsenal de armas químicas y que su líder las ha utilizado, en directa alusión a Vladimir Putin. Mientras las negociaciones para evitar el avance ruso en Ucrania se mantienen, las declaraciones de Psaki cayeron muy mal en Moscú.
El embajador ruso en Washington, Anatoly Antonov, no tardó en responder. El diplomático negó las acusaciones hechas por Psaki y redobló la apuesta, asegurando que es Estados Unidos «sigue siendo el único país que aún no ha cumplido con sus obligaciones bajo la Convención de Armas Químicas y no ha eliminado sus arsenales nacionales», cosa que sí, según él, hizo Rusia. Asimismo, Antonov acusó a Estados Unidos de no cumplir el derecho internacional y el principio de no interferencia en los asuntos domésticos de cada país, y recordó las intervenciones militares en Siria, Afganistán, Irak y países de África.
Mientras tanto, Rusia sugirió que Ucrania podría estar preparando una operación para recuperar la península de Crimea, tomada por el Kremlin en 2014. Según Rusia, la población de Crimea se anexó al país voluntariamente y la cuestión está «definitivamente zanjada», por lo que cualquier operación por parte de Ucrania desataría una respuesta rusa inmediata.
En medio de estos cruces, desde Naciones Unidas, Antonio Guterres volvió a insistir con la necesidad de encaminar la situación a través del diálogo. Por estas horas Rusia está preparando la respuesta formal a la nota enviada por Estados Unidos la semana pasada, intercambio a través del cual las potencias enumeran sus propuestas y responden a las solicitudes de la otra parte. Esto sigue.