Como consecuencia del alza del petróleo en los mercados internacionales, la compañía petrolera se vio obligada a implementar una fuerte subida en el precio de los combustibles. Tras haber desestimado la presión que ejercieron el propio presidente de Brasil y otros funcionarios, Joaquim Silva e Luna fue removido del cargo. Es el segundo presidente de la compañía estatal brasileña que Jair Bolsonaro ha destituido en los últimos 13 meses.
A principios de marzo, la nafta aumentó un 18% y el diésel alrededor de un 25%. Este cambio afecta especialmente al transporte de mercancías, que en Brasil es principalmente terrestre. Bolsonaro, cuyas mayores preocupaciones giran en torno a la inflación, considera inoportuno que los ciudadanos sean quienes paguen los costos mientras que los accionistas reciben grandes ganancias. Múltiples sectores de la sociedad responsabilizan al presidente por los altos precios.
El mandatario minimizó la relevancia de la decisión, aludiendo que se trata de un asunto de rutina. El sucesor de Silva e Luna será Adriano Pires, un economista partidario de la contención de los precios. A su vez, la destitución fue comunicada apenas unas horas después de que el ministro de Educación presentara su renuncia al verse envuelto en denuncias de corrupción.
El pastor evangélico, Milton Ribeiro, se quedó sin alternativas luego de que salieran a la luz investigaciones periodísticas que revelan un manejo fraudulento de los fondos públicos de la cartera de Educación. Aparentemente, Ribeiro habría otorgado financiamiento ministerial a algunos alcaldes a cambio de sobornos.