El presidente estadounidense llegó a Israel este miércoles, con dos objetivos centrales: primero, persuadir a los países del Golfo para que aumenten la producción de petróleo y, segundo, mediar en el acercamiento entre Israel y Arabia Saudita.
El itinerario de Biden incluye dos días en Jerusalén, donde está previsto que se reúna con dirigentes israelíes. El viernes se celebrará un encuentro con el presidente palestino, Mahmoud Abbas, en Cisjordania. Luego, viajará a Jeddah para llevar adelante reuniones de trabajo con funcionarios sauditas y participar de una cumbre con los socios de Estados Unidos en la región.
Se trata de la primera visita de Biden a Medio Oriente desde que asumió la presidencia. Dando por minimizados los desafíos que marcaron el comienzo de su administración -como la pandemia de coronavirus-, ahora Washignton busca revitalizar su rol en regiones clave y potenciar sus alianzas estratégicas. Es en esta línea que el viaje apunta a promover la estabilidad en la región. Para ello resulta esencial profundizar la integración de Israel y contrarrestar tanto la influencia de Irán como las agresiones de Rusia y China.
En particular, la visita oficial a Arabia Saudita y el encuentro pautado con el príncipe Mohammed bin Salman -acusado por el asesinato del periodista Jamal Kashoggi en 2018- ponen en jaque la legitimidad de Biden. Durante la campaña y al comienzo de su gestión, el presidente había remarcado que convertiría a Riad en una paria internacional. Pero ahora el escenario ha cambiado, la guerra en Europa del Este empujó los precios de la nafta al alza en todo el mundo y Biden se enfrenta a un panorama electoral de medio término poco promisorio. Esta situación exige que el mandatario priorice los intereses comerciales y electorales, acudiendo a la monarquía saudí e ignorando crímenes.
Esta semana representa un gran desafío para un presidente debilitado por las presiones del sistema internacional y las demandas del frente doméstico. Gran parte de su éxito recaerá en el equilibrio que pueda sostener para contentar a la mayor cantidad de socios posible. A su vez, resultará fundamental para su legitimidad la narrativa utilizada para encuadrar las reuniones en Jeddah.