A tan sólo 20 días de haber asumido como primera ministra de Italia, Georgia Meloni ya generó rispideces en la Unión Europea. Esta semana, Francia aceptó recibir un barco de migrantes provenientes de Libia de manera excepcional, luego de que fuera rechazado por las autoridades italianas en el marco de la restauración del bloqueo de puertos a embarcaciones de ONGs que rescatan migrantes en el Mediterráneo.
El gobierno de Emmanuel Macron calificó de inhumana la postura asumida por Roma al negarse a garantizar acceso al barco Ocean Viking, que transportaba 231 refugiados. Francia se vio forzado a recibir a quienes viajaban en la embarcación de la organización SOS Mediterrané, luego de que Italia se negara a dejarla atracar en su territorio. A raíz de ello, el ministerio del Interior francés revisó los acuerdos negociados con Italia en materia migratoria.
El ministro Gerald Darmanin anunció la suspensión de la “recolocación” de migrantes que se había acordado. Este mecanismo de solidaridad, que también incluye a otros países, preveía que Francia recibiría a 3500 migrantes inicialmente llegados a Italia. Asimismo, Francia instó a los demás países europeos que lo integran -entre los que se encuentra Alemania- a anular los términos acordados.
Al otro lado de los Alpes, Meloni y su ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Tajani, consideraron desproporcionada la decisión del gobierno francés. La primera ministra también destacó que los 231 migrantes son los primeros en llegar a Francia este año por vía de una embarcación de una ONG. En tanto, en Italia ya suman 90.000 las personas que llegaron al país en busca de asilo, de las cuales 38 fueron acogidas por Francia y otras 117 por otros países del bloque.