Todavía hay algunos líderes internacionales importantes que no renuncian a la idea de que la solución del conflicto entre israelíes y palestinos se resuelva a través de la fórmula de dos Estados para dos Pueblos. Ángela Merkel es uno de ellos y así se lo expresó al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (AP), Mahmud Abbas, con quien se juntó en Berlín esta semana.
De todos modos, y más allá de sus deseos, Merkel es realista y reconoció que ese objetivo resulta “cada vez más difícil de alcanzar”. Sin embargo aseguró que seguirá trabajando para que este objetivo se cumpla.
“Debe encontrarse una solución política que haga que palestinos e israelíes puedan vivir en paz y seguridad. Esto solo puede alcanzarse a través de un acuerdo de las partes del conflicto de la solución de los dos Estados y de acuerdo con los parámetros acordados internacionalmente”, dijo Merkel.
Abbas coincidió con ella en que la solución de dos Estados “es el camino en el que creemos y estamos dispuestos para ello a sentarnos a la mesa de negociación”.
Hay que recordar que Alemania es uno de los mayores donantes con una contribución de 110 millones de euros a la AP el año pasado. Merkel reiteró en Berlín que los palestinos tienen “derecho a una vida buena desde un punto de vista económico y social”.
Este pronunciamiento del gobierno alemán se da en un contexto en el que no se vislumbra ningún posible avance en la solución del conflicto israelí-palestino, más aun a solo 17 días de las elecciones que decidirán el futuro político de Netanyahu. La relación con los palestinos sigue ausente de las prioridades del primer ministro israelí. A esto hay que sumarle el apoyo de Trump a cada una de las demandas de Israel que buscan, más que ninguna otra cosa, mantener el statu quo en ese histórico conflicto.
Lo único que quizás puede cambiar el actual escenario es el plan de paz de Jared Kushner, yerno de Donald Trump y su consejero para Medio Oriente, que intenta alcanzar la “paz” a través de que los palestinos progresen económicamente. Esta idea, que ya ha sido probada sin éxito en otros momentos, se sostiene sobre la idea de que si los palestinos se convencen de que pueden alcanzar la “prosperidad” material, se desactivarían sus demandas territoriales y políticas. Para eso, Trump ofrece inversiones. De todos modos, está propuesta parece condenada al fracaso.
Los palestinos rechazaron esta idea tanto en Gaza como en Cisjordania. “Es lamentable que la Administración estadounidense no ayude a traer la paz y la seguridad a nuestro país”, dijo Abbas en Berlín, citando la exclusión de las negociaciones de los temas cruciales para los palestinos, es decir, “Jerusalén, refugiados, fronteras, asentamientos y seguridad”. Abbas quiere negociaciones con Israel bajo supervisión internacional en las que participen países europeos y árabes.
Mientras tanto casi nadie en Israel, ni el gobierno ni gran parte de la sociedad, piensa en los palestinos. La preocupación pasa, como desde hace por lo menos 10 años, por lo amenaza iraní. En las últimas horas, el gobierno de Bibi acusó a Irán de estar acelerando la construcción y modernización de misiles de precisión en ciudades de Líbano como Beirut con apoyo de Hezbolá.
Por eso, el Ejército israelí advirtió que el rearme de este grupo terrorista pone en peligro a la población civil libanesa, en un claro aviso de que puede intervenir en ese país para destruir los cohetes antes de que representen una amenaza para la seguridad del Israel.
Según la inteligencia israelí, Hezbolá dispone de más de 130.000 cohetes de distinto tamaño y alcance. Con estos datos sobre la mesa, el gobierno de Bibi explica porque a los israelíes les debe preocupar mucho más Hezbolá que lo que pase con los palestinos. Temen que un masivo disparo de proyectiles pueda hacer colapsar los sistemas de defensa con los que cuenta Israel (Cúpula de Hierro para los misiles de corto alcance y la Honda de David para los de medio) y causar grandes pérdidas humanas y materiales. Los recuerdos de las guerra de 2006 todavía están muy presentes.