El fiscal general de Israel, Avichai Mandelblit, imputó hace instante a Benjamín Netanyahu por soborno y fraude en tres casos de corrupción investigados por la policía desde 2015. Bibi se transformó en el primer jefe de gobierno en ejercicio en ser acusado de soborno en la historia de Israel.
Indefectiblemente esta decisión del fiscal general va a impactar de lleno en el proceso político que atraviesa Israel y, paradójicamente puede ayudar a destrabar el bloqueo político en el que entró este país desde los primeros meses de este año.
Si bien Bibi que no está obligado a renunciar a su cargo hasta que no haya sentencia firme (podrían pasar varios meses) ha quedado en pésimas condiciones para afrontar una nuevas elecciones y mucho menos para seguir poniendo condiciones dentro y fuera de su coalición para liderar un nuevo gobierno.
Su imagen y su poder quedan muy dañados y ya hay muchos en su propio partido y entre los socios de la coalición de derecha que empezaron a darle la espalda en busca de nuevos liderazgos. Seguramente enfrentará a partir de ahora una rebelión en su propio partido. Uno de sus rivales internos, el ministro Gideon Saar, ya ha pedido la celebración de elecciones primarias.
Tengamos en cuenta que Bibi podría enfrentar hasta 10 años de prisión si es declarado culpable de soborno y una pena máxima de tres años por fraude.
Para afrontar este delicado proceso judicial Bibi necesita quedarse en el poder ya que es desde allí donde tendrá más recursos políticos para defenderse y quizás buscar alguna ley de inmunidad en el Parlamento. Pero eso solo podría suceder cuando se establezca un gobierno.
Recordemos que desde abril Bibi es un primer ministro interino. Ahora Israel está atravesando una situación inédita en su historia: luego de que los líderes de los dos grandes bloques fracasaran en su intento de formar gobierno (Gantz y Bibi), el presidente Israelíabrió la posibilidad para que en un plazo de 21 días cualquier diputado del actual Parlamento pueda formar gobierno (necesita 61 diputados). Si ninguno lo consigue, habrá nuevas elecciones.
Los casos por los que fue imputado:
El caso 1.000: se considera que Netanyahu y sus familiares recibieron entre 2007 y 2016 lujosos regalos (puros habanos Cohiba, champán francés o joyas) evaluados en cerca de 200000 dólares de manos, entre otros, del productor de Hollywood Arnon Milchan, quien pudo recibir a cambio varios millones de dólares en beneficios fiscales.
El caso 2.000: se descubrieron las conexiones de Bibi con Arnon Moses, editor del diario Yedioth Ahronoth, el de mayor circulación en Israel, para contar con una cobertura favorable a sus intereses en contrapartida a medidas legales que favorecieran la difusión del rotativo. En ambas investigaciones la Fiscalía presenta cargos por fraude y abuso de poder.
El caso 4.000: durante tres años se investigaron los favores gubernamentales de Netanyahu que reportaron un beneficio fiscal de unos 250 millones de euros al grupo de telecomunicaciones Bezeq. A cambio, esta compañía puso al servicio de los intereses del primer ministro y de su familia el popular portal informativo Walla
En Israel dicen que las pruebas son lapidarias en contra de Bibi. Netanyahu y su entorno más cercano habrían intervinieron de forma regular en la redacción de los contenidos de la web Walla, al tiempo que influyeron en la designación de redactores y editores sirviéndose de sus estrechos vínculos con Elovitch y su esposa, Iris”. Su objetivo era publicar “artículos y fotos halagadores y suprimir el contenido crítico contra el primer ministro y su familia”.
Más allá de lo que termine sucediendo, la Justica y la policía israelí vuelve a demostrar una notable independencia respecto del poder político y económico. Recordemos que por sus investigaciones el ex presidente Moshe Katsav estuvo preso cinco años. También el ex jefe de Gobierno Ehud Olmert, fue declarado culpable de delitos de corrupción inmobiliaria por sentencia firme en 2016 y estuvo preso 14 meses. ¿Será Bibi el tercero?