El mes pasado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China publicó un documento titulado “La hegemonía estadounidense y sus peligros”. El texto fue enviado por la embajada china a la comunidad periodística de Washington. Pretendía presentar los hechos más relevantes de casi un siglo de injerencia estadounidense en el plano internacional. En definitiva, se trata de un intento por presentar a Estados Unidos como una superpotencia hipócrita, que busca la confrontación con China. Se acusa a la Casa Blanca de promover sus propios intereses a escala global so pretexto de valores como la democracia y los derechos humanos.
Más allá del relato histórico, para Beijing el problema es el presente. El documento advierte que Washington continúa aferrándose a la lógica de la Guerra Fría. También, que ha intensificado la política de bloques, agravando el conflicto y la confrontación. Asimismo, subraya la política de abstención de los funcionarios chinos respecto de pronunacirse acerca de la política estadounidense actual.
En los últimos meses se habían dado señales sobre un posible acercamiento y atenuación de las tensiones entre ambas potencias. Sin embargo, el suceso del globo chino que sobrevoló Estados Unidos y la cancelación del viaje de Anthony Blinken a China supusieron un revés para la relación bilateral. El vínculo se tensó aún más esta semana a raíz de una serie de comentarios de Xi Jinping y el ministro de Relaciones Exteriores, Qin Gang.
El presidente chino acusó a Estados Unidos de ser un rival que, más allá de buscar la confrontación, intenta obstaculizar el crecimiento de China. Se trató de una declaración pública inusualmente explícita por parte del mandatario ante el principal órgano asosr político de su Gobierno. Luego, Qin Gang apuntó contra Washignton como responsable de la inevitable colisión entre los dos países en una conferencia de prensa. Para el ministro, Estados Unidos debe pisar el freno de su política exterior porque, de lo contrario, no habrá medidas de prevención que logren evitar el conflicto.