La salida de Estados Unidos de Afganistán marca mucho más que el retiro de la máxima potencia militar mundial de ese país tras 20 años. Es el paso más concreto en su estrategia de salida de Medio Oriente y de adopción de un nuevo rol a nivel internacional. ¿Cómo impactará esto a la geopolítica? ¿Qué impacto tendrá a nivel doméstico, sobre Biden y sobre el ciudadano estadounidense? Vienen tiempos de disputa interna en Estados Unidos, con una oposición que califica a la salida de Afganistán como el peor papelón de la historia del país, y con elecciones de medio término a la vista.
Biden ha quedado muy golpeado por la forma en que se dio la salida. ¿Buscará dar algún golpe de efecto rápido? La relación con Irán, y el vínculo entre Israel y Hezbolla, podrían ser los temas en los que Estados Unidos buscará reposicionar a su diplomacia. En ese sentido, la reunión entre Biden y Bennett, primer ministro israelí, y el posterior encuentro entre el ministro de Defensa de Israel y el presidente del Estado de Palestina, dieron un indicio.
Por su parte, la Unión Europea se enfrenta a una tensión inminente: Cómo articular con los talibanes. Necesitan hacerlo, pero el desprecio del nuevo régimen afgano por la democracia, los derechos humanos y los valores occidentales plantean una encrucijada. Esta dificultad no la enfrentan Rusia y China, mucho más pragmáticos al respecto.