El informe de la ONU de la semana pasada que reveló el dramático estado de los derechos humanos en Venezuela parece que ha hecho reaccionar a una parte de la comunidad internacional. Esta semana se reanudaron los contactos entre el chavismo y la oposición en Barbados bajo el auspicio de Noruega y, según informó, seguirán en “una mesa que trabajará de manera continua y expedita”.
Las conversaciones entre los representantes del Gobierno y de la oposición se reactivaron con discreción y eso de por si es alentador más allá que este dialogo pueda transformarse en otra de las tantas frustraciones que se vivieron cuando las partes se juntaron. En esta oportunidad, dicen los analistas, la situación es distinta: la crisis económica y el deterioro democrático son cada día más insoportables. Para empezar a superar esto se necesita si o si alguna salida institucional y política.
Por eso el objetivo está claro: salir de la profunda crisis que atraviesa Venezuela. El instrumento que demandan los opositores al chavismo son unas elecciones presidenciales con garantías. El régimen se niega a que esa posibilidad sea siquiera debatida. Esta es la principal disputa que enfrenta a los enviados de Nicolás Maduro y de Juan Guaidó.
A pesar de haberse desdibujado desde que en enero fuera reconocido como presidente interino por más de 50 países, Guaidó mantiene sus demandas: que se vaya Maduro, instalación de un Gobierno de transición y elecciones libres. Maduro solo estaría dispuesto a adelantar unos comicios, pero legislativos y el escenario de su renuncia es más que improbable en el orto plazo.La brecha es enorme. Por eso no hay muchas esperanzas en estos encuentros.
La Cancillería noruega emitió un comunicado que augura “una solución acordada y en el marco de las posibilidades que ofrece la Constitución” y recordó a las partes, que ahora consultarán internamente los próximos pasos, “la importancia de que tomen la máxima precaución en sus comentarios y declaraciones respecto al proceso”.
En los anteriores encuentros, celebrados en Oslo, participaron algunas de las figuras que mayor consenso generan en las dos partes. Entre ellos, el gobernador del Estado de Miranda, un dirigente con proyección dentro del chavismo y el ex rector del Consejo Nacional Electoral Vicente, enviado por Guaidó.
A pesar de estos intentos, los sectores más duros del chavismo siguen mostrando intransigencia para cualquier acercamiento. Por ejemplo Diosdado Cabello, número dos del chavismo, envía mensajes internos al ala más radical negando radicalmente que el Gobierno deba hacer concesiones. “Nosotros no tenemos nada que negociar con ellos. Muchos de ellos piensan que a los chavistas hay que desterrarlos y matarlos”, dijo.
Y no se quedó ahí. Aseguró también que el chavismo no está negociando ni que habrá elecciones presidenciales. No parece un mensaje propicio si realmente el chavismo quiere negociar en serio una salida institucional a la gravisima crisis que generó.