En una carta dirigida a los fieles del mundo, el Papa Francisco aseguró que “si la lucha contra el COVID-19 es una guerra, los movimientos populares son un verdadero ejército invisible en las más peligrosas trincheras″.
En ella, además agregó que los males que aquejan a todos (como actualmente la pandemia del coronavirus), a ellos los golpean doblemente porque “viven el día a día sin ningún tipo de garantías legales que los protejan″. “Ustedes, trabajadores informales, independientes o de la economía popular, no tienen un salario estable para resistir este momento y las cuarentenas se les hacen insoportables″, afirmó Francisco, para luego completar con la propuesta de que exista un salario universal «que reconozca y dignifique las nobles e insustituibles tareas que realizan″.
El Papa ofreció la habitual misa de Pascua en una Basílica de San Pedro prácticamente vacía, por la cuarentena que rige en el Estado Vaticano, como en gran parte del mundo. Asimismo, Jerusalén mostró otra imagen histórica, ya que por primera vez en más de cien años, en la iglesia del Santo Sepulcro se celebró la misa sin fieles.