Esta semana se produjeron tres fugas casi simultáneas en los gasoductos Nord Stream 1 y 2, que conectan Rusia y Alemania por el lecho del mar Báltico. Hasta ahora no hay información certera sobre la causa de las fugas. Sin embargo, las autoridades de Dinamarca, Suecia, Noruega, Polonia, Ucrania y Alemania han apuntado contra Moscú, acusando al Kremlin de un ataque intencional contra la infraestructura energética de Europa.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también denunció que se trata de un sabotaje. Además, llamó a abrir una investigación al respecto y afirmó que cualquier interrupción deliberada de la infraestructura energética del bloque europeo tendrá represalias.
El último lunes dos explosiones dañaron los conductos de gas que se extienden por las aguas territoriales de Dinamarca y Suecia. La empresa operadora de los gasoductos, Nord Stream AG, afirmó que el hecho no tiene precedentes. Inmediatamente, la Marina danesa estableció una zona de seguridad en las inmediaciones de la zona afectada. Aunque los dos gasoductos permanecen cerrados y su funcionamiento está suspendido desde principios de septiembre como consecuencia de la guerra en Ucrania, todavía contienen gas. Luego de las explosiones, se identificó una fuga en la zona cercana de la isla danesa de Bornholm. El martes se detectaron dos fugas adicionales más al norte que la primera.
En Rusia, el portavoz del Kremlin no descartó que se trate de un sabotaje y también llamó a la realización de una investigación para aclarar los hechos. A su vez, remarcó que se trata de un problema que pone en jaque a la seguridad energética de todo el continente -incluida la propia Rusia-.