Washington anunció el envío de tanques M-1 Abrams y Berlín de Leopard 2, que se suman a los nuevos cargamentos de armamento enviados desde diversos países europeos. El Kremlin subrayó que esto no supone un cambio para su estrategia en el terreno y apeló a los ciudadanos europeos para socavar la legitimidad de la asistencia que Occidente provee a Kiev.
A pesar de las diferencias internas, los miembros de la OTAN han logrado preservar el frente común ante Moscú incluso en temas críticos, como la desconexión del gas ruso o la imposición de un precio máximo para el petróleo ruso. En el caso de los tanques, Alemania reclamaba mayor coordinación a la hora de proveer ayuda a Ucrania. Luego de una cumbre clave entre funcionarios de los Estados parte y una ardua negociación, el Gobierno de Olaf Scholz aprobó el envío de Leopard 2 y la reexportación de estos tanques desde otros países.
Por su parte, Estados Unidos viene aumentando su ayuda a Ucrania con el correr de los meses. El Departamento de Estado publicó un detalle de todo el material militar enviado desde el inicio de la invasión. El total alcanza los $26.8 mil millones de dólares en concepto de transportes blindados, municiones, misiles, cañones, y capacitación. A ello debe agregarse toda la ayuda financiera que ha recibido Kiev.
Funcionarios del Kremlin declararon que la ayuda de los países de Europa pesará sobre los bolsillos de los ciudadanos europeos que financian a Ucrania con sus impuestos. A su vez, sugirieron que Estados Unidos ve la guerra como una oportunidad de negocios y que es el responsable del conflicto. En la visión de Moscú, la provisión de armamento adicional -como los tanques- constituye nuevas provocaciones contra Rusia.