El pasado domingo el primer ministro etíope dio un ultimátum a los líderes del Frente de Liberación del Pueblo Tigray (TPLF, por sus siglas en inglés). El día de ayer se cumplió el plazo para optar por la rendición. De este modo, Abiy Ahmed ordenó a las Fuerzas Armadas dar inicio a la ofensiva sobre la ciudad de Mekele, capital de Tigray.
En su comunicado, el primer ministro aseguró que se tomarán medidas para evitar que los lugares históricos, templos religiosos e instituciones públicas sufran grandes daños. Asimismo, se buscará proteger la integridad de la población civil. Por otra parte, el premio Nobel de la Paz en 2019 instó a la comunidad internacional a abstenerse de interferir en el conflicto. Ahmed se amparó en el carácter interno del enfrentamiento con el TPFL, desatado el 4 de noviembre tras los supuestos ataques a bases militares etíopes.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas celebró una reunión para abordar por primera vez la situación. Sin embargo, las delegaciones de los países miembros -permanentes y no permanentes- no lograron arribar a una posición común. Tanto el secretario general, António Guterres, como el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, han expresado su preocupación a la vez que insisten en elegir la senda del diálogo y la protección de la población.
Aunque el Gobierno asegura que una cantidad significativa de rebeldes se han entregado, los altos mandos del Frente Tigray se rehúsan a capitular. Es por ello que las Fuerzas Armadas que conduce Abiy Ahmed se encuentran a pocos kilómetros de la ciudad, próximos a comenzar con la ofensiva.
En Mekele viven alrededor de 500.000 personas y la batalla por el control de la ciudad sin dudas afectará a los civiles, muchos de los cuales ya han huido de sus hogares. 40.000 etíopes han cruzado la frontera hacia Sudán en calidad de refugiados. El desplazamiento forzoso ha provocado una crisis humanitaria en la región sudanesa de Gedaref, lindante con Etiopía. A su vez, aún se desconoce la cifra de desplazados internos que escaparon hacia las regiones de Amhara y Afar. Ante la inminencia de los combates, la ACNUR -Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados- ha exigido la apertura de corredores humanitarios que permitan abandonar la ciudad a los civiles residentes en Mekele.