Por Damián Szvalb / @DamianSz.
El líder de extrema derecha holandés Geert Wilders decidió cancelar el concurso de caricaturas de Mahoma que pensaba organizar el próximo 10 de noviembre. “He recibido cientos de amenazas, han puesto precio a mi cabeza, y el coordinador de la lucha antiterrorista me ha dicho que un religioso paquistaní ha dictado una fatwa en mi contra. Pero no estamos hablando solo de mí. Otras personas corren peligro por culpa de las amenazas de extremistas musulmanes. Creo haber demostrado el carácter violento e intolerante del Islam”, así explicó su decisión en su cuenta de Twitter.
El Partido por la Libertad de Wilders es el segundo partido en el parlamento holandés en donde tiene 20 escaños de 150. Por su parte, el Gobierno holandés se despegó rápidamente de esta propuesta. Mark Rutte, el primer ministro, aclaró que no se trató de una iniciativa oficial. Sin embargo pidió apertura a los musulmanes y les dijo que “no deberían sentirse ofendidos enseguida”. “Yo soy cristiano, y mi fe es criticada a diario. Hay que saber aguantar, y eso cuenta también para los musulmanes”.
Este concurso había generado mucha tensión con Pakistan y se transformó en todo un desafío para el nuevo primer ministro, Imran Khan. Ante la iniciativa de Wilders, Pakistán protestó a nivel diplomático, el Senado llegó a aprobar una resolución que condenaba el concurso de caricaturas, y el propio Khan prometió elevar el caso a la Asamblea General de la ONU.
El miércoles pasado, miles de personas marcharon entre Lahore e Islamabad para mostrar su repudio. Cuando se conoció la cancelación del concurso, el Gobierno de Pakistán calificó la decisión de “victoria” y bajó la tensión en las calles al suspenderse otra marcha de protesta prevista para estos días en la zona de las embajadas en Islambad.
En Holanda existe una asociación que media entre el Ejecutivo y la comunidad musulmana. “Wilders iba a provocar y lo ha conseguido. Si pensara en el interés general, no habría jugado con nuestra seguridad nacional. Supongo que una parte del país cree que los musulmanes son intolerantes, y debemos contrarrestar dicha imagen”, dijo Halil Karaaslan, su presidente. La asociación reúne a unas 300 mezquitas del país.
La polémica llegó a Bélgica. El partido nacionalista flamenco Vlaams Belang mostró su disgusto. Calificó la suspensión del concurso como un “día negro para la libertad de expresión, y una victoria del Islam”. “Si Geert Wilders tiene que recular, ya sabemos hasta dónde se ha llegado. La amenaza de atentados yihadistas funciona. La islamización ha dado un gran paso adelante”.
Este caso vuelve a revelar en toda su magnitud las tensiones que se viven en varios países de Europa entre quienes defienden a ultranza la libertad de expresiones y entre quienes se siente ofendidos por distintas expresiones artísticas o literarias. Un debate que puede ser muy interesante si no fuera porque está dominado por las provocaciones y, lo que es muchísimo peor, por las amenazas de muerte, que en más de una oportunidad se cumplen.