Luego de 20 años, el gobierno de Filipinas puso fin al Acuerdo de Fuerzas Visitantes (VFA), mediante el cual fuerzas armadas estadounidenses podían ingresar al país para realizar acciones en conjunto con las fuerzas locales.
Con esta medida, el presidente Rodrigo Duterte pone de manifiesto su malestar con el gobierno de Donald Trump, que había revocado la visa al ex jefe de la policía de Filipinas. Lo que hasta este momento siempre había sido una sociedad sólida y efectiva entre Filipinas y Estados Unidos, ahora parece comenzar a desmoronarse. Más aún, si se considera la intención del presidente Duterte de comenzar a vincularse de manera más frecuente con China y Rusia, los otros dos grandes jugadores del mapa internacional.
Puertas adentro, el escepticismo no es menor. La finalización del VFA abre un mar de preguntas sobre el reacomodamiento de Filipinas en la escena internacional, dejando atrás su sólido vínculo con Estados Unidos y abriéndose a nuevos vínculos.