Con epicentro en Paris, pero con muchas réplicas a lo largo y ancho del país, cerca de dos millones de personas se manifestaron contra la reforma jubilatoria del gobierno francés.
El polémico proyecto impulsado por Macron prevé el retraso de la edad mínima de jubilación de los actuales 62 años a los 64. La reforma jubilatoria se encuentra en el Senado y debería aprobarse antes de fin de mes.
La de ayer fue la mayor movilización de los sindicatos franceses desde que comenzaron con protestas en enero, y se cree que la mayor en los últimos 40 años. Sin embargo, no se logró la paralización del país, como se esperaba. Esto puede dar margen a Macron a sostener su iniciativa.
A pesar de la enorme cantidad de personas, no se registraron mayores incidentes. Solo algunos grupos muy minoritarios de radicales provocaron daños materiales a su paso y protagonizaron enfrentamientos con la policía, en particular en París.
Sobre los datos de acatamiento, el gobierno francés informó que un 32,71% de los profesores participaron de la huelga (un 35,89% en primaria y un 30,09% en secundaria). En los medios de transporte, el nivel de adhesión fue más alto. Sólo un 20% de los trenes de alta velocidad estaban en funcionamiento y varias conexiones internacionales estaban totalmente suspendidas. En el espacio aéreo, la huelga de controladores ha obligado a la supresión del 20 % de los vuelos en el Charles de Gaulle y del 30 % en Orly. También en los de Beauvais, Burdeos, Lille, Lyon, Nantes, Marsella, Montpellier, Niza y Toulouse.
La elevación de la edad jubilatoria es una discusión cada vez más frecuente en todo el mundo. Siempre, ante cada intento de aumento, la sociedad se manifiesta en contra. Esto supone serios desafíos para los gobiernos que buscan mejorar la financiación del sistema previsional.