Un grupo de militares liderados por el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba tomó el poder en el país africano. Este lunes, el presidente Roch Marc Christian Kaboré fue detenido. Además, la Constitución ha sido suspendida y el Gobierno y el Parlamento fueron disueltos. La junta militar que ahora dirige al país se autodenomina Movimiento Patriótico para la Salvaguardia y la Restauración.
Los sublevados consideran que la degradación de la seguridad en Burkina Faso constituye una amenaza para la nación. Asimismo, manifestaron que el Gobierno de Kaboré fue incapaz de hacer frente a la situación así como también de unir al pueblo burkinés. Según comunicaron por televisión nacional, estos fueron los factores que motivaron su asalto al poder. También remarcaron que no hubo derramamientos de sangre en el marco de las operaciones militares. Por otro lado, anunciaron el cierre de las fronteras terrestres y aéreas y la imposición de un toque de queda nocturno. En último lugar, se comprometieron a convocar a elecciones dentro de un plazo razonable a fin de volver al orden constitucional.
El golpe de Estados inició el domingo como un motín de un grupo de militares que exigían medidas más duras en la lucha contra el yihadismo y el recambio de autoridades en la cúpula de las Fuerzas Armadas. Hace siete años que grupos terroristas vinculados a Al Qaeda e ISIS llevan adelante ataques contra la población civil y las fuerzas de seguridad en el país. Como consecuencia de su avance, hoy el Estado sólo controla la seguridad de la capital y algunas de las grandes ciudades del país.
Durante la noche del domingo hubo disparos en las cercanías de la residencia presidencial y en los cuarteles Sangoulé Lamizana y Baba Sy, en Uagadugú. El lunes por la madrugada, los sublevados detuvieron al presidente burkinés. Durante el resto del día, cientos de personas se congregaron en distintos puntos de la capital burkinesa para expresar su apoyo a los militares que perpetraron el golpe.
El partido gobernante, el Movimiento del Pueblo por el Progreso, denunció un intento de asesinato de Kaboré y uno de sus ministros y el saqueo de la residencia del mandatario. La Comisión Económica de Estados de África Occidental y la Unión Africana ya condenaron el levantamiento castrense. La Unión Europea también comunicó su preocupación por la situación en Burkina Faso e instó a los militares a liberar al presidente, quien emitió un comunicado anunciando su dimisión.