Junto a Juan Dillon, periodista y corresponsal argentino en Paris, repasamos los principales temas de la agenda política europea. ¿Cuál será el futuro de Macron en Francia y en Europa? ¿Cómo contener a China y a los nuevos nacionalismos europeos? ¿América Latina es una región atractiva para Europa? Éstas y otras respuestas, en un ida y vuelta muy interesante.
La pandemia nos ha paralizado a todos. A nivel político ha generado muchos costos para varios líderes, siendo Trump el caso más emblemático. ¿Cómo se percibe en la sociedad francesa la gestión de la pandemia que está haciendo Macron?
Como primer punto, creo que estamos en medio de un proceso, por lo que es sumamente difícil establecer afirmaciones concluyentes sobre todo lo que ha venido disparando la pandemia. Esta crisis lo que sí está generando es acelerar muchos cambios que ya venían gestándose. Estoy convencido de que estamos en el principio de un gran cambio.
Más allá de Macron, creo que lo que está en cuestionamiento son los modelos de liderazgo. En pandemia, las sociedades han encontrado en las líderes femeninas un carácter empático que no han encontrado en los líderes tradicionales. Ahí podemos mencionar a Jacinta Ardern, Ángela Merkel, Tsai Ing-wen. En ese aspecto podemos encontrar un rasgo diferencial de la pandemia. Las sociedades sienten refugio en una personalidad maternal, de confianza, de carisma, que me parece le ha quedado grande a lo que podían entregar los liderazgos de los varones.
Con respecto de Macron, específicamente, no pudo escapar al descontento generalizado que todas las sociedades han mostrado con los modelos tradicionales. Y también debemos considerar la distinción entre los líderes democráticos y los líderes autoritarios, ya que en las democracias esos descontentos, obviamente, son mucho más visibles. Esto último es otro rasgo característico de la pandemia, que ha disparado un proceso de cuestionamiento profundo de los sistemas democráticos. Entonces, a Macron le caben las generales de la ley. Los franceses están disgustados. Pero los franceses son eternos disconformes. Sin embargo, falta, la vacunación puede generar un cambio en esta percepción y generar una revolución de confianza sobre los líderes mundiales. Hoy casi la mitad de los franceses apoya la gestión de Macron.
Estas últimas semanas el presidente finalmente cumplió su promesa de desarmar la escuela nacional de formación de la administración pública. A la distancia, no parece una medida de gran relevancia, pero imagino que a nivel interno sí lo es. ¿Qué implicancias tiene esto para la gestión de la política pública francesa?
De alguna manera, esto tiene que ver con las necesidades que tiene la gente y la posibilidad de los líderes de dar respuestas a esas demandas. Aquí vale hacer una distinción entre los partidos políticos de oferta y los de demanda. Los primeros son los tradicionales, que cuentan con una plataforma política sólida y sostenida a partir de la cual se presentan ante la sociedad. Los segundos son los que hemos visto en los últimos años, que escuchan lo que la gente está solicitando y arman su plataforma en función de esto. Yo creo que aquí Macron ha escuchado lo que la sociedad demandaba y esta medida responde a eso. Esta escuela ha sido un emblema de la aristocracia francesa, de allí han surgido al menos a tres presidentes y una veintena de ministros. Lo que se trata de recuperar con esta medida es esa empatía frente a liderazgos que se percibían como muy distantes. Esto es lo que, entiendo, busca Macron, que continuará con acciones sobre otros nichos similares dentro de la administración pública francesa, obviamente con el ojo puesto en satisfacer estas demandas de cara a las próximas elecciones presidenciales de 2022.
Como acabás de decir,el año próximo, pandemia mediante, Francia elige presidente. ¿Cómo se perfila Macron, especialmente luego de haber vivido episodios muy graves, como lo sucedido con los famosos chalecos amarillos tiempo atrás, y la pandemia ahora? Dos mujeres, Ségolène Royal y Marine Le Pen, lo corren por izquierda y derecha, respectivamente.
Me parece que hay que ver a la izquierda, que recientemente ha tratado de reunir a sus líderes, aunque entiendo que Royal no ha sido parte de esa iniciativa. Pero también analizar muy bien el fenómeno de los partidos territorialistas. Hay que seguir muy de cerca el avance de los partidos verdes, algo que en Alemania también se está dando. La elección del año pasado aquí en Francia ha sido una señal en este sentido. El creciente poder de los alcaldes es un rasgo que habrá que considerar en la próxima elección, y la izquierda aún no ha podido acomodarse a esta oferta electoral, y no creo que llegue.
Entonces, hay que mirar la figura de Xavier Bertrand, la de Anne Hidalgo, alcaldesa de Paris, la de Marine Le Pen y obviamente la de Macron. Todavía nada está dicho, las encuestas muestran una paridad. La reciente sentencia de Sarkozy ha golpeado fuerte. Y lo que pase mucho tendrá que ver con la eficacia de la salida de la pandemia y la respuesta de la sociedad. Yo creo que vamos a tener una especie de algarabía generalizada por parte de la sociedad por salir de la pandemia, y eso sin dudas va a jugar un rol preponderante en la elección. Si la pandemia no termina resolviéndose favorablemente, el cuestionamiento sobre la democracia, muy injustificado y peligroso a mi entender, puede hacer que la sociedad caiga en modelos populistas y autocráticos muy profundos. Entonces, la discusión sería entre democracia y autocracia, eso es lo que puede pasar si las cosas con la pandemia salen mal.
¿Cómo vive la Europa continental estos primeros meses sin el Reino Unido, picantes por cierto, sobre todo por el tema vacunas? ¿Podemos hacer una evaluación rápida de costos y beneficios hasta el momento?
Lo que ha sucedido con las vacunas es la manifestación más elocuente del conflicto que se ha generado con la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Según la Unión Europea, al menos dos tercios del abastecimiento de vacunas que ha tenido el Reino Unido, provino del continente. Mientras que el Reino Unido no dio a conocer los niveles de exportación de vacunas producidas en la isla. En términos de la observación de las sociedades, tanto la británica como la europea han vuelto como a una sensación de nacionalismo, están con el foco en la pandemia y en salir rápidamente, no solo por una cuestión de salud sino también por las consecuencias económicas y sociales.
Personalmente, creo que lo que estamos viendo es una comprobación de que el Brexit ha sido un error. A partir de la envergadura de los problemas y desafíos que se plantean hoy, el mundo necesita más multilateralismo y menos nacionalismo. El error es no comprender que se van a necesitar acciones conjuntas para resolver problemas como el cambio climático, las nuevas leyes laborales, los regímenes impositivos para los gigantes tecnológicos. Hay una agenda de demandas que no van a ser satisfechas con las respuestas de los líderes ni de las democracias tradicionales. Creo que hay que fortalecer las democracias con organismos supranacionales democráticos, que representen los valores de Occidente.
El liderazgo de Angela Merkel al frente de la Unión Europea es indiscutido. Pero Merkel está de salida, y Macron, su gran socio, aparece como su sucesor natural en ese rol. ¿Estás de acuerdo? ¿Lo ves con esa capacidad de liderazgo? ¿Quién le compite? Obviamente, él deberá validar su cargo de presidente en 2022.
Macron me parece un cuadro político enorme, de una capacidad e inteligencia superlativa en términos de la oferta de líderes que tiene el mundo. Pero no veo que una sola persona pueda conducir la agenda que tiene por delante la Unión Europea, ni tampoco lo veo en el mundo. Veo a Biden en ese rol de agrupar a los líderes en una mesa de discusión más profunda, si la pandemia termina como todos deseamos.
¿Qué análisis hacés de la oleada nacionalista europea, con un fuerte sentimiento antieuropeo? Tiempo atrás parecía más intensa, pero está viva. Hungría, Polonia, Austria, más algunos movimientos locales de otros países, como la Liga Italiana o la Agrupación Nacional en Francia. ¿Hay margen para que prospere?
Gran tema. Claramente, la nueva alianza de los frentes populistas, más la intromisión de Rusia en cuestiones electorales locales, más la irrupción de la Sputnik V, operan como una especie de artillería para romper los acuerdos internos de la Unión Europea. Aquí vuelvo a la observación sobre la dinámica de la pandemia y los efectos sobre las sociedades, que demandan respuestas que la política tradicional no está a la altura de dar. Las sociedades, carentes de certezas y sin dimensión de futuro, buscan en partidos de demanda esas respuestas. Y éstos recogen el guante y responden con propuestas absolutamente demagógicas. Estos fenómenos veo que van a acentuarse si la pandemia no encuentra respuestas con la vacuna. Y si la encuentra, habrá que ver cuál es la respuesta de la política tradicional ante la situación catastrófica que la pandemia deja en términos políticos, económicos y sociales. Básicamente, ver si hay una capacidad de construir liderazgos colectivos para dar estas respuestas a la sociedad. Si no aparece esa capacidad, los fenómenos autocráticos van a profundizarse y las divisiones van a ser mucho más marcadas.
¿Cómo se planta Francia en este nuevo mundo bipolar, en el que Estados Unidos intenta retomar su rol bajo la presidencia de Biden y China avanza como una topadora sobre las economías de todo el mundo?
Occidente se ha dado cuenta que ha hecho de China una factoría de dudosa calidad institucional. Lo que podía ser una respuesta a las necesidades de Occidente, hoy se transformó en un problema para Occidente. Lo bueno es que hoy, a pesar de los intereses cruzados que Europa puede tener con China y Rusia, me parece que se está tomando noción del costo que tiene estar asociado a este tipo de países de dudosa calidad institucional.
Europa hoy entendió que hay un límite, que tiene que ver con la democracia, las libertades y la república, que no se puede exceder. En este contexto, Francia se ha adelantado. El discurso de Macron en los últimos tiempos habla de esta dependencia peligrosa, y en la pandemia se ha visto que Occidente ha dependido de China para obtener insumos absolutamente básicos, como mascarillas, por esa dependencia desafortunada que se había forjado. Con Biden, va a intentarse llegar a mesas de diálogos con acuerdos en las esferas que tienen que ser, como los organismos internacionales.
Vamos a nuestra región. Lamentablemente, nuestros países se encuentran en una posición muy desventajosa, que la pandemia solo ha venido a intensificar. ¿Es relevante para la Unión Europea, y para Francia en particular, articular con América Latina? ¿O cada vez nos encontramos en una posición más marginal?
Hoy la agenda está centrada en salir de la pandemia. Y saliendo de esto, hoy hay muchos conflictos latentes en el mundo en la agenda europea, como lo que comentábamos de Rusia y China, o Corea del Norte, o la situación en Taiwán, como para pensar en la agenda de América Latina. En el caso de Francia, incluso se suma la agenda de África como prioritaria. En consecuencia, absolutamente creo que la región está en una posición cada vez más marginal.
A pesar de su situación particular, Argentina tiene la posibilidad de oficiar como un interlocutor válido con Europa, por historia y por una cuestión cultural. Más hoy, que Brasil tiene una crisis de liderazgo importante en la figura de Bolsonaro. Argentina tendría la posibilidad de jugar un papel clave en la generación de equilibrios y consensos que permitan llegar a acuerdos comerciales, porque al fin y al cabo América Latina termina siendo un mercado para la Unión Europea. Pero lamentablemente, a mi entender, Argentina carece de inteligencia para comprender esa agenda internacional.
El acuerdo UE-MERCOSUR es un gran tema de debate fronteras adentro. Más allá de lo firmado en 2019, todo parece indicar que no pasará de ahí. Francia es un actor clave en el boicot a que este acuerdo entre en vigor, por las protecciones a su sistema de producción agropecuaria en particular y por la cuestión medioambiental. ¿Le ves futuro a esta articulación o todo quedará en la nada?
Luego del cruce entre el presidente de Uruguay y el de Argentina, quedó claro que hay una necesidad de la región por firmar acuerdos comerciales. Pero no veo viable que puedan acelerarse las negociaciones por este acuerdo, menos aún con la irrupción de Lula en la política brasileña, cuyos efectos aún se desconocen. Sería necesario, sería interesante que prospere, pero creo que es absolutamente lejana la posibilidad de un acuerdo con el MERCOSUR.
JUAN DILLON es periodista y consultor en comunicación. Corresponsal de Infobae e Infobae América en Francia. Columnista habitual en Cada Mañana, el programa de Marcelo Longobardi en Radio Mitre. Conduce su programa periodístico en Radio Con Vos en Buenos Aires y también colabora con las señales A24 y América TV de Argentina.