En Washington, todas las miradas están puestas en la inflación. Como consecuencia de la pandemia y de la guerra ruso-ucraniana, los índices de precios al consumidor se han disparado en todo el mundo. Pero en la principal potencia mundial, la aceleración del aumento de precios enciende las alarmas. Así, la Reserva Federal -la Fed o el banco central estadounidense- decidió tomar cartas en el asunto y elevar nuevamente la tasa de interés.
El presidente del banco, Jerome Powell, comunicó este miércoles un incremento del tipo de interés del 0.75%. Es la mayor alza registrada desde 1994 y constituye un aumento mayor al anticipado un mes atrás. Con tasas de 1.75% Washington espera hacer retroceder a la inflación, que en mayo se consolidó en 8.6% -el máximo registrado en las últimas cuatro décadas-. Cuando hace 28 años el entonces presidente de la Fed, Alan Greenspan, elevó tres cuartos de punto los tipos de interés, la inflación rondaba el 3%.
La decisión de Powell corresponde a la tercera suba de las tasas en lo que va del año. El comunicado de este miércoles anticipa que esta no será la última. La inflación ha demostrado ser persistente, reflejando desequilibrios entre la oferta y la demanda que se derivan de la pandemia, del aumento en el precio de la energía y otras presiones sobre los precios, como la guerra en Ucrania. En este contexto, las autoridades financieras locales buscan poner un techo al proceso inflacionario pero evitando provocar una recesión.
Las medidas implementadas en Washington ya repercutieron en el resto del continente. Las monedas de Brasil, Chile, México y Colombia se apreciaron respecto al dólar. Las subidas de las tasas de interés en Estados Unidos vuelven más atractivos para los inversionistas a los instrumentos financieros propios de ese país. Ello desvía las inversiones que tradicionalmente se han colocado en mercados emergentes por la falta de rendimiento que otorgan los países desarrollados. El diferencial de los tipos de interés que ofrecen los bancos centrales latinoamericanos sigue siendo alto. Por ahora ello permitió preservar el stock de capitales y, por lo tanto, la estabilidad del sistema financiero de la región. A mediano y largo plazo, las tasas más altas supondrán un límite para la capacidad de endeudamiento de los gobiernos y empresas.