Un equipo de inspectores de Naciones Unidas viajó a Zaporiyia mientras continúan los enfrentamientos en los alrededores de la central nuclear más grande de Europa. El desarrollo de los combates y el lanzamiento de artillería pesada entre las fuerzas rusas y ucranianas genera preocupación en la comunidad internacional ya que ponen en riesgo la seguridad de la central. Particularmente, existe el riesgo de que se produzca una fuga radiactiva peor que las de Fukushima y Chernóbil -2011 y 1986, respectivamente-.
Kiev ha acusado al Ejército ruso de bombardear la localidad de Energodar, donde se encuentran las instalaciones. En tanto, Moscú alega que las fuerzas ucranianas han intentado atacar la central utilizando drones. Además, Ucrania recientemente anunció que ha comenzado una ofensiva en el sur del país con el objetivo de romper las defensas rusas en la provincia de Jersón. Es en este contexto que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha decidido enviar una misión nuclear con el objetivo de evaluar los daños en las instalaciones de Zaporiyia.
Desde el inicio de la invasión la ONU viene instando a ambas partes a evitar toda actividad militar en las zonas cercanas a la central así como también a habilitar la visita de la delegación del OIEA. En un principio fueron las autoridades ucranianas las que se opusieron al viaje argumentando que la presencia de una misión internacional allí legitimaría la ocupación rusa. Luego el Gobierno de Volodimir Zelensky cambió de postura e instó al organismo a monitorear la situación. Fue tan solo el 20 de agosto que el Kremlin comunicó su aval, luego de que el presidente francés Emmanuel Macron interviniera en el asunto.
Con el visto bueno de ambas partes, el director del Organismo, Rafael Grossi, había anunciado días atrás que un grupo de expertos iba a quedar a cargo de la misión. El argentino que lidera el organismo independiente dedicado al monitoreo de la actividad nuclear a nivel global encabeza personalmente esta misión.