La crisis sanitaria ha mostrado lo peor y lo mejor de distintos líderes del mundo. Entre estos últimos casos se encuentra la figura de la primera ministra belga. Sucede que Sophie Wilmès no solo ha logrado controlar la situación vinculada a la pandemia, sino que a la vez logró sobreponerse a la tumultuosa política nacional.
La Jefa de Gobierno del Reino de Bélgica es la primera mujer en ocupar el cargo en la historia del país. En octubre Charles Michel -su predecesor- dejó la jefatura de Gobierno para presidir el Consejo Europeo. Fue entonces cuando Wilmès tomó el mando con el eje puesto en profundizar la igualdad de género, luchar contra el cambio climático y promover la digitalización. No obstante, la pandemia de Covid-19 ha dejado su agenda en stand-by.
Aunque carece de una significativa trayectoria política en tanto nunca ocupó una banca en el Parlamento, su determinación y pragmatismo han deslumbrado a la opinión pública al igual que a la clase política.
En lo que concierne a la situación sanitaria, el gobierno belga decretó la suspensión de las actividades escolares, pero optó por permitir las salidas al parque en familia o realizar actividad física en solitario al aire libre. Sin embargo, la situación es crítica en las residencias para personas mayores, donde se registra la mayoría de los fallecimientos a causa del virus.
El éxito de Wilmès, que es miembro del partido liberal Movimiento Reformador, se evidencia en el apoyo político que ha recibido incluso a pesar de la gran fragmentación del sistema de partidos. Con el aval parlamentario de seis partidos de la oposición, el Gobierno ha obtenido poderes especiales -de momento hasta el mes de junio- para hacer frente a la crisis.
Quizás no todo sea un giro hacia el autoritarismo en el marco de la pandemia. Al parecer, depende de los partidos en el Parlamento de hacer de la crisis una oportunidad de formación de alianzas constructivas.