Mientras el mundo posa sus ojos sobre el Golfo de México por la llegada de “Harvey” y la reacción de Trump frente a su primera gestión de desastre natural, las Naciones Unidas informaron que más de 1.000 personas han muerto en las inundaciones en el sur de Asia este verano, y la lluvia incesante que comenzó esta semana elevó las preocupaciones de que el número de muertos podría elevarse.
Según las Naciones Unidas, por lo menos 41 millones de personas en Bangladesh, India y Nepal se vieron afectadas por las inundaciones y los deslizamientos de tierra resultantes de las lluvias monzónicas, que generalmente comienzan en junio y duran hasta septiembre. Y mientras las inundaciones en el área de Houston han atraído más atención, los funcionarios responsables por la ayuda humanitaria dicen que se está desarrollando una catástrofe en el sur de Asia.
Los grandes desastres naturales en esta región ponen en evidencia, por un lado, la falta de desarrollo y acceso a condiciones básicas de vida, y por el otro, el poco interés de Occidente por estas situaciones. En este contexto, el portavoz de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, Antony Balmain, le dijo al TIME que la inundación ha aumentado el riesgo masivo de diarrea, dengue, encefalitis japonesa y otras enfermedades.