Los jefes de Estado de la Comisión Económica de Estados de África del Oeste (Cedeao) y la Unión Económica y Monetaria de África Occidental (Uemoa) se reunieron el pasado fin de semana y acordaron duras sanciones económicas y financieras contra Malí y sus dirigentes. Su objetivo es aislar a la junta militar que gobierna en el país del Sahel desde agosto de 2020 y forzar una salida democrática. Los golpistas incumplieron su promesa de organizar las elecciones para febrero de este año y extendieron el plazo hasta 2026.
La decisión tomada por los líderes africanos en Accra, Ghana, no tiene precedentes. Malí quedará aislado del resto de África occidental ya que todos los países cerraron sus fronteras y suspendieron el comercio a excepción del intercambio de productos básicos y de primera necesidad. Asimismo, se congelaron los bienes y fondos nacionales y de las autoridades malienses en los órganos financieros regionales y se suspendieron los flujos de ayuda económica. Las capitales africanas también retiraron a sus embajadores de Bamako, la capital de Malí.
En particular, los mandatarios de la Cedeao consideran inaceptable el calendario electoral propuesto por la junta. A su vez, temen que la situación en Malí podría generar un impacto desestabilizador en el resto de la región. En este sentido, declararon que aceptar la continuidad de la junta comandada por el coronel Assimi Goïta implica permitir que un Gobierno militar ilegítimo y de supuesta transición tome al pueblo maliense como rehén hasta 2026.
En Bamako, la reacción fue de total rechazo a las sanciones, consideradas ilegítimas e ilegales, y de denuncia de la injerencia de potencias extrarregionales en los asuntos internos de Malí. En esta misma línea, la junta castrense cerró las fronteras terrestres que el país comparte con Senegal, Níger, Burkina Faso y Guinea. Además, se retiraron los embajadores malienses y se prohibió el ingreso de ciudadanos de los catorce Estados que integran la Cedeao.
Una de las principales amenazas que afecta a Malí es la proliferación de grupos yihadistas que han ocupado y controlan grandes zonas en el norte y centro del país. Francia ha encabezado dos operaciones en la región para contrarrestar el avance de las milicias, una de las cuales -Barkhane- aún está vigente. Sin embargo, el golpe militar deterioró el vínculo de Malí con el país europeo y acercó a Bamako al Kremlin, como proveedor de apoyo militar a través de empresas como el grupo Wagner.