Emmanuel Macron esperaba que el manejo de la crisis del coronavirus le permitiera mejorar su imagen ante la sociedad francesa. Sin embargo, la desconfianza en el Palais de l’Élysée, que se cristalizó con las movilizaciones de los chalecos amarillos y las que se produjeron en contra de la reforma jubilatoria en 2019, parece continuar consolidándose. Pero, con un agravante: las diferencias no yacen sólo entre la población y el presidente, sino que éste también se ha encontrado con rispideces en su relación con el primer ministro, Édouard Philippe, así como también en las disidencias de un grupo de diputados de centroizquierda que amenaza con separarse del bloque oficialista.
Hoy se cumplen tres años desde la asunción de Macron a la presidencia de la República. El programa europeísta y liberal que lo llevó a ser el presidente más joven de Francia fue puesto en marcha metódicamente abarcando la reforma de los ferrocarriles, las modificaciones en el régimen laboral y del seguro de desempleo, y también la reforma de las pensiones jubilatorias. Todo ello parece haber sido puesto en pausa durante los dos meses de confinamiento que finalizaron el lunes pasado.
Ahora, Macron se enfrenta a la vuelta a la normalidad sabiendo que aún le quedan dos años en el gobierno y que la oposición no ha logrado encumbrarse detrás de una figura clara. En el camino de reapertura posiblemente la sociedad le dé prioridad a la recuperación de la recesión económica que resultó de la crisis sanitaria y no persiga batallas políticas muy ambiciosas.
En lo que respecta al bloque del partido oficialista en el Parlamento, La República en marcha, una decena de diputados han planteado su voluntad de separarse de éste y formar uno nuevo reuniendo a antiguos miembros de los partidos socialista y verde que ahora se encuentran desencantados con la gestión de Macron. La ruptura en la Asamblea Nacional podría llevar a que el partido del presidente pierda la mayoría absoluta que sostiene por su cuenta. No obstante, podría conservarla en alianza con los socios del Gobierno: el partido centrista MoDem y la centroderecha representada por Agir.
Por último, las diferencias entre Macron y Philippe son resultado de la pandemia. Fue éste último quien se ha dirigido regularmente a la sociedad para abordar cuestiones vinculadas a la crisis sanitaria y en su mensaje y posturas ha dejado ver aquello que lo distingue del presidente. A pesar de las diferencias, el gobierno pretende dar un mensaje de unidad en el escenario poscrisis y una ruptura entre el jefe de Gobierno y la presidencia no está dentro de las posibilidades.