Por Damián Szvalb / @DamianSz.
Tal como se esperaba desde el mismo día que los británicos lo aprobaron en un inédito referéndum, en junio de 2016, el Brexit está en camino de transformarse en una de las peores decisiones políticas de Gran Bretaña en toda su historia. La mejor demostración de lo insólito y de lo improvisado de aquella decisión de David Cameron de abrir la posibilidad de salir de la Unión Europea es que después de casi tres años parece imposible su aplicación.
El proceso del Brexit también expuso crudamente la falta de calidad de la dirigencia británica, tanto oficialista como opositora, para ponerse de acuerdo en llevar adelante una hoja de ruta que haga un poco menos critico esta separación que, si se respeta el sentir popular, debería ser inexorable.
Esto explica la supervivencia en el poder de Theresa May a pesar de no parar de fracasar a la hora de intentar acordar el Brexit: no hay nadie que la pueda o quiera reemplazar. Ahora volverá a intentar aprobar su pacto del Brexit con la UE. La primera ministra dijo ayer que su plan es la única alternativa y sugirió que es necesaria una tercera votación sobre el acuerdo en el Parlamento antes que se reúna el Consejo Europeo. May cree que los miembros de su partido que quieren el Brexit tiene miedo que la prórroga del Brexit se convierta en eterna.
También negocia intensamente con los socios norirlandeses del DUP para que levanten sus reparos al backstop, la garantía impuesta por la UE para evitar una nueva frontera entre las dos Irlandas, y den su respaldo al plan de la primera ministra. El apoyo del DUP puede ser clave
Recordemos que el golpe que recibió May la semana pasada, cuando el Parlamento rechazó por segunda vez su propuesta para tener un Brexit consensuado con la UE a tan solo 16 días del 29 de marzo (día que se vencía el plazo para concretar la separación) fue un golpe durísimo para la primer ministro. Fracasó en su intento a pesar que había logrado que Bruselas flexibilizara su postura sobre el backstop para la frontera irlandesa. No les importó a los parlamentarios. De todos modos parce que May seguirá insistiendo.
Hasta ahora, la decisión de los parlamentarios de pedirle a la UE, a través de May, una prórroga en la fecha de salida aparece como la mejor opción o, mejor dicho, la menos mala para el Reino Unido. Para la UE también, ya que entre elegir entre un Brexit brutal el próximo 29 de marzo o resignarse a aceptar una prórroga de la negociación, los socios comunitarios optarían por la primera opción.
Será clave la próxima cumbre del Consejo Europeo del 21 y 22 marzo, ya que allí se deberá tomar esa decisión. La unanimidad de los 27 no está garantizada. Si bien todos los países se han mostrado de acuerdo en conceder una prórroga “técnica” en caso de que Londres necesitase más tiempo para acordar su salida, existe mucho temor que la crisis política que vive Gran Bretaña arrastre a otros países.
Bruselas no descarta que en Londres estalle una crisis política sin precedentes que obligue a llamar a elecciones y parar todo el proceso y para esperar que un nuevo Gobierno tome las riendas. En ese caso, la prórroga no sería de días ni de semanas sino de meses, una posibilidad que sumiría a la UE en un período de incertidumbre aun mayor que el actual.
De hecho, esta crisis británica ya está perjudicando a las instituciones europeas ya que entre el 23 y el 26 de mayo son las elecciones al Parlamento Europeo y si para esa fecha, Gran Bretaña no sale de la UE , deberá participar con los derechos y obligaciones de todos los Estados miembros. Pero el Parlamento Europeo actual, sin embargo, rechaza que parlamentarios británicos participen en el arranque de la próxima legislatura, en la que podrían influir en medidas tan importantes para el largo plazo como la elección del nuevo presidente de la Comisión Europea.
Además hay otro tema sensible por lo que Europa está muy preocupada y que el Brexit ayudó a profundizar. Las elecciones europeas serán claves para evaluar el real crecimiento de los partidos de extrema derecha, xenófobos y, paradójicamente, anti europeos. Dependerá de la cantidad de votos que obtengan esos partidos, el peso que tendrán en las decisiones más importantes del bloque. Su objetivo es claro: horadar las instituciones de la Unión Europea desde adentro. Recordemos que el Brexit fue para estos partidos políticos un gran incentivo para atacar en cada uno de sus países el proceso de integración política, económica, social y cultural más importante desde la segunda guerra mundial: la Unión Europea.