Por Zoom Internacional / @ZoomInter.
ISIS está vivo. Esto es lo que quiso instalar su líder, Abu Bakr al-Bagdadi, al reaparecer luego de casi un año. A través de un audio afirmó lo que muchos analistas piensan: a pesar de perder su base territorial, ISIS seguiría luchando hasta lo que considera la victoria final: un mundo sin infieles. Para eso les pidió a sus seguidores perseverancia en la lucha.
«La victoria o la derrota no depende de que una ciudad o un pueblo sea robado o sujeto a quien tenga superioridad aérea, misiles intercontinentales o bombas inteligentes», dijo Al-Bagdadi en la grabación, de 54 minutos y publicada en la página al-Furqan, afín al grupo yihadista.
Mientras se conocían estas declaraciones de su líder, en las afueras de Paris, un hombre atacó con un cuchillo a tres personas en la calle, asesinando a dos de ellas y dejando en grave estado a la otra. Luego fue abatido por la Policía. Las autoridades no descartan una disputa familiar y por el momento la fiscalía no aborda el caso como terrorismo. El ministro del Interior, Gerard Collomb, destacó que el hombre sufría graves problemas de salud mental. A ISIS estas cosas no le importan: reivindicó este ataque seguramente para demostrar que mantiene la capacidad de golpear.
Desde su brutal aparición, ISIS ha sido exitoso en alimentar ideológicamente a miles de yihadistas que hoy viven en Europa. Lo hizo utilizando las herramientas del siglo XXI para expandir y exportar su criminal ideología. El mensaje ha calado hondo, y es lo que hace que miles de yihadistas estén convencidos de matar en el momento y lugar que consideren más apropiado. Siempre atacando símbolos de la forma de vida occidental: recitales, paseos turísticos, lugares emblemáticos de ciudades cosmopolitas.
Muchos de los terroristas que hoy golpean en las calles de Europa vieron el fenómeno de ISIS en persona: se cuentan por miles (alrededor de 4000) aquellos europeos que viajaron a Medio Oriente y se adoctrinaron en el terreno. Hoy ya están de vuelta en sus países, listos para actuar. Los servicios de seguridad los tienen identificados. Saben que potencialmente pueden cometer actos terroristas pero no pueden seguirlos y menos detenerlos sin causa.
Según los expertos, esta aparición del líder de ISIS puede ser interpretada como una forma de reafirmar el vínculo con las miles de personas que han sido inspiradas por este grupo. Un especie de incentivo para que sigan golpeando en la calles de Europa. Resta saber cuán potente resulta el peso de sus palabras y, en consecuencia, cuán efectiva es la capacidad de los servicios de seguridad para neutralizar esta permanente amenaza.