La semana pasada, el Vaticano y el gobierno de Beijing llegaron a un histórico acuerdo provisional por el cual la Santa Sede reconocía a la Asociación Patriótica Católica China, creada por el gobierno comunista en 1957, cuyos obispos no contaban con la autorización papal. En paralelo, funcionaba en el país una “iglesia clandestina”, leal al Papa e históricamente perseguida por el régimen chino.
La comunidad católica china, de alrededor de 15 millones de católicos, se dividía en estos dos grandes grupos. Ahora, el Papa ha llamado a la reconciliación entre los fieles de ambas organizaciones, al decir que “todos los cristianos, sin distinción, hagan ahora gestos de reconciliación y comunión”.
Como parte de esta nueva relación, se anunció que dos obispos chinos han sido autorizados a participar por primera vez de un Sínodo Mundial de Obispos. Se trata de un encuentro que se iniciará el viernes 3 de octubre en el Vaticano, que reúne a delegaciones de las conferencias episcopales de todo el mundo, que tratarán los problemas de la juventud hasta el 24 de octubre.
Con información de: El Mundo.