En un gesto desafiante, Rusia y Bielorrusia lanzaron un ejercicio militar conjunto a gran escala, llamado Zapad-17 (Occidente-17 en ruso), que ha causado nerviosismo a los países cercanos y ha puesto en alerta a la OTAN. Se trata de una de las actividades de preparación militar más grandes realizadas por Rusia desde la anexión de 2014 de la península ucraniana de Crimea.
Según el Ministerio de Defensa de Rusia, unos 12.700 soldados (7.200 de Bielorrusia y 5.500 de Rusia) están participando del ejercicio, pero la OTAN sospecha que los números reales son más altos. Además se movilizarán 70 aviones y helicópteros y 680 vehículos y equipo bélico, junto con 250 tanques y más de una decena de buques.
El presidente ucraniano Petro Poroshenko advirtió que los ejercicios podrían ser un preludio para una invasión de Ucrania –algo que no parece realista-, por lo que Kiev ha reforzado la seguridad en sus fronteras. Tras las maniobras de Moscú y Minsk, la OTAN celebrará del 23 al 29 de septiembre el ejercicio “Dragon-17” en Polonia, para mostrar su propio músculo militar.