Este martes, las delegaciones de Rusia y Ucrania volvieron a reunirse. A diferencia de las rondas anteriores, que se realizaron en Bielorrusia, esta vez el encuentro tuvo lugar en Turquía. En Moscú y en Kiev, los gobiernos se mostraron confiados en que podrán acercar posiciones.
El acuerdo, auspiciado por Turquía, supone que Rusia permitiría la entrada de Ucrania en la Unión Europea siempre que mantenga su neutralidad militar. Por su parte, Ucrania, renunciaría a formar parte de la OTAN, siempre y cuando se le garanticen las condiciones de seguridad. Otros puntos del eventual acuerdo serían: un relativo desarme de Ucrania, un tratado que detalle las garantías para Kiev, y el reconocimiento oficial del idioma ruso en el territorio ucraniano. De momento, la negociación sobre el estatus de Crimea y el Donbás aún está lejos de concluir.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, declaró que podría alcanzarse un acuerdo entre las partes. Por su parte, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, afirmó que su país está dispuesto a conceder las garantías de neutralidad que ha exigido Rusia.
A pesar de las declaraciones turcas y de la voluntad para ceder que mostró Zelenski en los últimos días, los diplomáticos que integran la delegación ucraniana han minimizado las expectativas subrayando que todavía no hay consensos asegurados. Mientras tanto, Ankara insiste en sus esfuerzos de mediación y aspira a conseguir un eventual encuentro entre Putin y Zelenski.