El mundo asistió a una de las reuniones más esperadas de los últimos años: la del presidente estadounidense, Donald Trump, y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un.
En un clima de máxima seguridad, la isla de Sentosa, en Singapur, fue el marco de la cumbre con la que Donald Trump buscó posicionarse como el gran responsable de la finalización de un conflicto histórico: la disputa entre las dos Coreas y el desarrollo nuclear de Corea del Norte.
La guerra dialéctica que ambos líderes mantuvieron en los últimos meses llegó a su fin semanas atrás, cuando se anunció la realización de la cumbre. Los calificativos de “pequeño hombre-cohete” y de “viejo” dejaron lugar a un encuentro cara a cara de 45 minutos y a un apretón de manos registrado por la prensa de todo el mundo.
Durante el encuentro a solas y la posterior reunión con sus equipos de trabajo, ambos mandatarios abordaron la cuestión principal: la desnuclearización de la península de Corea. Si bien los próximos meses determinarán el éxito de esta reunión, en principio Corea del Norte se comprometió a suspender su desarrollo nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones económicas impuestas a su régimen.
Con información de: RT / The Washington Post / BBC.